El aprendiz de sabio se ocupa de... ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 5/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

1.- Hacerse bien a sí mismo.

 

2.- Impedir que otros le hagan daño.

 

3.- No hacerse daño a sí mismo.

 

4.- Amar y sentir el amor de los demás.

 

5.- Hacer siempre aquello que teme.

 

6.- Perdonarse y tratarse con ternura.

 

7.- Activar todas sus potencialidades.

 

8.- Hacer el mayor bien posible a los demás.

 

9.- Ser el mejor amigo de sí mismo.

 

10.- Tomar sus propias decisiones.

 

11.- Consolar a los demás y aceptar ser consolado.

 

12.- Tender puentes y establecer lazos.

 

13.- Sonreír, mostrarse alegre y contagiar su alegría.

 

14.- Derribar muros y deshacer nudos.

 

15.- No perder nunca el sentido del humor.

 

16.- Vencer el miedo al qué dirán.

 

17.- Reírse con frecuencia de sí mismo.

 

18.- Cuidar su propio cuerpo, morada en que vive.

 

19.- Hablar con palabras de aliento, constructivas, positivas y de esperanza.

 

20.- Callar cuando el sentido común lo aconseje como mejor opción.

 

21.- Cuidar y cultivar su mente, potenciándola y manteniéndola activa.

 

22.- Cultivar y potenciar la parcela del espíritu.

 

23.- Cultivar y potenciar los buenos y nobles sentimientos.

 

24.- Cultivar y potenciar la sensibilidad y la delicadeza.

 

25.- Responsabilizarse de sus pensamientos, sentimientos y acciones.

 

26.- Dar, comprender y consolar sin otro interés que ver felices a sus semejantes.

 

27.- Cultivar y potenciar la parcela social y de relaciones familiares, laborales y de amistad.

 

28.- Aceptar sin inquietud ni desasosiego las propias limitaciones, carencias y defectos, y las limitaciones, carencias y defectos de los demás.

 

29.- Cuidar su trabajo, profesión u oficio y convertirlo en actividad gozosa y autorrealizarte.

 

30.- Saber decir ¡NO! sin sentirse culpable.

 

31.- Vivir el presente de forma plena y no consentir que lo negativo del pasado malogre el presente o el futuro.

 

32.- Correr riesgos razonables siempre que sea necesario.

 

33.- Planificar el futuro, pero sin permitir que la inquietud o el estrés anticipatorio le afecten.

 

34.- Dar sentido claro a su vida y tener un "por qué" para vivir.

 

35.- Supeditarlo todo a vivir lo más gozosamente posible y ser feliz.

 

36.- Convertir los problemas, fracasos y dificultades en valiosas experiencias, en lecciones de sabiduría.

 

37.- Simplificar su vida y centrar todas sus potencialidades y energía en lograr una mayor plenitud interior.

 

38.- Aceptar con paciencia lo irremediable y extraer las valiosas enseñanzas de profunda sabiduría que nos deparan el dolor, los desengaños, la traición y la miseria humana.

 

39.- Mantener la serenidad y el control de sí mismo y pensar con calma reflexiva cuanto más grave y crítica sea la situación por la que atraviesa.

 

40.- Ser muy paciente, saber esperar y dejar que haga su trabajo la implacable, segura y sosegada fuerza del tiempo, cuando ya no le queda casi nada por hacer y todas las medidas, alternativas y esfuerzos han sido inútiles.

 

41.- Vivir con gratitud en la mente y en el corazón de quienes por los motivos que sean, le aceptan, respetan, valoran y quieren, sintiéndose plenamente feliz, motivado y gratificado por este reconocimiento y acogida.

 

42.- Sentirse un ser privilegiado por todas las vidas que ha podido mejorar y enriquecer con sus palabras y con sus obras.

 

43.- Valorar y disfrutar las cosas más cotidianas, normales y sencillas que le depara el día a día, porque ésas son, en verdad, las grandes y maravillosas cosas de este mundo.

 

44.- Pensar y meditar cada día y con plena convicción, que la manera más segura y cierta de vivir para sí mismo y ser feliz, no es otra que vivir para los demás y dejar tras de sí una estela de acciones nobles y generosas, contribuyendo a que este mundo nuestro sea un poco mejor, más humano y acogedor.

 

45.- Llegar a entender que la felicidad y la desdicha, la suerte y la desgracia, la riqueza y la miseria, están latentes en el espíritu, en la mente de cada individuo. Pero cada cual tiene en sus manos la posibilidad de despertar, activar y potenciar unas u otras. El aprendiz de sabio tiene muy claro que él y solamente él es el dueño de su propio destino.

 

46.- Correr nuevos riesgos, afrontar nuevos retos, vencer nuevos miedos, dudas y temores y en aprovechar las nuevas oportunidades.

 

47.- Recordar cada día que no hay peor enemigo que la propia cobardía, el pasotismo y la falta de honradez y de voluntad.

 

48.- Sentir intensamente la satisfacción que le produce el trabajo bien hecho, más que los aplausos, halagos y premios; aunque sabe valorarlos y agradecerlos cuando llegan.

 

49.- Conocerse, renovarse y construirse a sí mismo con el propósito de ser y de sentirse mejor cada día a través de la meditación y la reflexión sobre su propia vida.

 

50.- Convertir el respeto, la empatía, la comprensión, el perdón, el buen entedimiento y la alegría de vivir en sus mejores aliados para una convivencia madura y pacífica con sus seres queridos y con los demás.

 

51.- Aceptar y permitir que las cosas sean como son, con paz y gozo interior; sin instalarse en el absurdo del enojo, de la queja y del lamento.

 

52.- Vivir y disfrutar con plenitud cada momento en todas y cada una de las veinticuatro horas del día, sabiendo que eso es lo esencial de la vida y en ese preciso instante.

 

53.- Construir, alentar, motivar y potenciar lo mejor y más meritorio de cualquier persona que llegue a su vida; pues es consciente de que es la manera más segura e inteligente de impulsarle a dar lo mejor de sí en su propio provecho y en el de los demás.

 

54.- Tratar a los más cercanos y familiares como si ya fuesen lo que deben ser. Así les motiva para que sean las personas que son capaces de ser.

 

55.- Llegar con respeto, afecto y delicadeza hasta los corazones más solitarios, heridos y desheredados por la senda de la aceptación y de la comprensión para curarlos con el ungüento mágico de la confianza impregnada de amor.

 

56.- En hacer lo que cree que debe hacer y en cumplir lo prometido, pero tiene sumo cuidado en no prometer lo que no está seguro de poder cumplir.

 

57.- Seguir incansable los pasos de los hombres y mujeres más inteligentes, nobles, sabios y bondadosos de todos los tiempos a quienes convierte en eternos maestros.

 

58.- Disfrutar cada día de lo más sencillo, normal y natural como: contemplar en silencio el amanecer y el atardecer; pasear por el campo, el bosque o la playa; andar descalzo por la hierba, sentir el viento y la lluvia sobre el rostro; leer y meditar pensamientos de profundo contenido, escuchar la música que te inspira, te eleva o te da paz... disfrutar a menudo de todo lo cotidiano que le proporciona sosiego y plenitud.

 

59.- Superarse a sí mismo cada día en bondad, paz interior, generosidad y capacidad para cuidarse más y mejor y disfrutar de lo que es y de lo que tiene.

 

60.- Sentir y vivir la felicidad y la dicha que ya es, sabiendo que ésta exige el cultivo de estados mentales positivos y una actitud empática, cálida, cordial y solidaria, de amor y de compasión consigo mismo y con los demás.

 

En definitiva, todas las actitudes y ocupaciones enumeradas, el aprendiz de sabio consigue sintetizarlas en algo tan simple y a la vez tan complicado como "vivir plenamente la propia vida y dejar que cada cual viva la suya". ¡Nada más y nada menos!

 

(Bernabé Tierno)