Principio de la no-dependencia, del desapego, de la sabiduría de la incertidumbre... ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 24/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Segunda parte: Principios o leyes universales que deben orientar y sustentar la vida del aprendiz de sabio.

 

- 6.- Principio de la no-dependencia, del desapego, de la sabiduría de la incertidumbre...

 

"Es maravilloso el poder del que nunca desespera" (Daniel Payot).

 

"Puede que sí, puede que no", pero, sea como fuere, todo estará bien y no hará mella hasa el punto de menoscabar mi equilibrio y mi gozo por vivir. Este principio de desapego defiende que, para lograr cualquier cosa y hacer realidad un proyecto, un objetivo, un deseo en el universo físico, es fundamental abandonar el apego a lo que pretendemos conseguir. Cualquier célula de nuestro cuerpo cumple a la perfección el principio del desapego, ya que ni está apegada al resultado de su intención ni vacila ni se bloquea, porque su conducta como célula es una función del conocimiento del momento presente, del aquí y del ¡ahora! Centrado en la vida, vive el presente sin dependencias.

 

¿Qué le sucede al individuo humano? Que dominado por el miedo y la inseguridad su existencia trancurre buscando incansablemente una seguridad imposible, que nunca encuentra.

 

Cualquier apego es ya una muestra evidente de inseguridad. Se dice a sí mismo: "Si me tocan mil millones de euros, si tengo un trabajo seguro, si encuentro a mi mujer o a mi hombre ideal, si llego a ser una persona muy famosa de gran prestigio..., entonces me sentiré seguro y feliz". Pero no ocurre así. Todos esos apegos y falsas seguridades no proporcionan verdadera seguridad, porque la búsqueda de la seguridad en este mundo es una quimera, mientras no renunciemos a los apegos de las cosas.

 

¿Dónde está la solución a nuestra inseguridad? En aprender a vivir cada momento saciados por la inagotable seguridad que proporciona la incertidumbre y la misma inseguridad que es una inmensidad abierta a todas las posibilidades. Cuando de forma requítica y pobre nos aferramos desesperadamente a la búsqueda de lo seguro y cierto, nos limitamos y circunscribimos al apego a lo conocido que, evidentemente, es nuestro pasado. ¿Qué es el pasado? Lo que ya es y no puede dejar de ser y no admite ninguna evolución y novedad. Si no admite evolución es fijación y estancamiento, pero en el universo todo es dinamismo. Las personas somos realidad presente y proyectos de futuro, y el futuro sólo podemos encontrarlo en lo incierto, en lo desconocido, en lo inseguro.

 

Sin la incertidumbre, sin la inseguridad permanente que debemos saber disfrutar seríamos víctimas de nuestro pasado, y nuestra vida se reduciría a repetir constantemente el disco rayado de una existencia monótona, oscura. La sabiduría de la incertidumbre, de lo desconocido, nos rescata de la tristeza, del adocenamiento, de la involución y de la desesperanza, pues la incertidumbre se convierte en permanente esperanza, en abanico de infinitas posibilidades.

 

El aprendiz de sabio ha sabido encontrar el máximo de seguridad al que es posible aspirar en este mundo, precisamente viviendo y disfrutando en plenitud esa incertidumbre insoslayable, pero en la que todo es posible y especialmente la alegría de vivir, de nuevas emociones, de experiencias, de afectos, de aventuras, de sentimientos, de alegrías, de gozos...

 

Cada nuevo día nos regala el amanecer de una madrugada distinta, con vida propia y con incontables posibilidades, porque el desapego y la no-dependencia de la seguridad nos libran del miedo y de todos los atascos y obstáculos mentales. Por el contrario, si nos apegamos a algo, si necesitamos esa seguridad imposible, hasta el punto de que un determinado acontecimiento o una respuesta condicionen nuestra estabilidad y nuestra vida, ese apego nos esclaviza, nos convierte en seres temerosos, infelices e inseguros y nos cerramos a infinitas posibilidades.

 

¿Son compatibles el principio del desapego y el de la atención-intención y el deseo? Sin la menor duda. Continuamos marcándonos objetivos concretos, aplicando la atención a lo que hacemos en cada instante y nuestra intención y deseo a lo que proyectamos y buscamos de inmediato, pero sin apego al resultado, sin perder el equilibrio interior, con verdadera calma y confianza, porque entre "A" y "B" no existe una posibilidad única, sino infinitas.

 

Aplicando el principio del desapego y la sabiduría de la incertidumbre que nos abre a todas las opciones y posibilidades, entre "A" y "B" puede surgir algo más emocionante, superior o interesante y podemos cambiar. El aprendiz de sabio, que viene llevando a la realidad de cada día el principio de la no-dependencia y la sabiduría de la incertidumbre, de la seguridad en la inseguridad, vive y disfruta la única solidez y tranquilidad que puede depararle la perenne fragilidad de cada instante, de ese presente continuo que está viviendo, como un gozoso estado de alerta sereno y optimista. Es consciente de que toda dificultad, problema o crisis que pueda surgir encierra la semilla de la oportunidad de un nuevo logro, de un beneficio mayor, de nuevas emociones y proyectos.

 

El aprendiz de sabio es cada vez un poco más inmune al desaliento y al derrotismo, y en los momentos más críticos sabe disfrutar y capitalizar la incertidumbre que vive como la oportunidad de un sinfín de posibilidades. No necesita hacer nada especial, simplemente está ahí bien atento y dispuesto a lo que su condición vulnerable y la inseguridad le deparen, pero sin miedo, sin ansiedad, con la fuerza y la tranquilidad que proporciona el desapego y el no necesitar nada de forma desesperada para seguir sintiendo la dicha de vivir.

 

- El principio del desapego y de la no-dependencia llevado a la vida diaria.

 

A lo largo de esta semana llevaré a la práctica el principio del desapego:

 

- Procurando evitar la manía que tengo de dirigir a los demás y marcarles la línea que deben seguir.

 

- Permitiendo que cada cual ejerza el derecho a comportarse como le venga en gana.

 

- Evitando crear nuevos problemas de un determinado problema, quizá porque el mayor problema sea yo mismo.

 

- Superando con humildad y sensatez mi habitual empecinamiento al exigir que todo se resuelva según mi particular, obcecada y limitada forma de ver las cosas.

 

- Comprobando que la incertidumbre y la inseguridad, que son inevitables, paradójicamente pueden hacerme sentir más seguro, más libre y con incontables posibilidades.

 

- Viviré con gozo la paz y la tranquilidad que proporciona saber que en cualquier circunstancia tanto si es que sí, como si es que no, lo que me suceda estará bien, porque lo que ahora mismo puede estar mal, momentos después puede ser lo más conveniente y adecuado.

 

- Tengo motivos sobrados para estar alegre y despreocupado y con muchas ganas de vivir. a partir de ahora mi vida será una permanente novedad vivida con interés y emoción, porque todo puede suceder y sin duda todo puede resultar interesante y enriquecedor.

 

- Finalmente, como aventajado aprendiz de sabio no dejaré de reflexionar y de meditar en la gran verdad que encierra la afirmación de que: la mayor seguridad a la que podemos aspirar es aprender a vivir y a disfrutar de las inmensas posibilidades que nos deparan la inseguridad y la incertidumbre que nos acompañan desde el nacimiento hasta la muerte.

 

(Bernabé Tierno)