Campo de paz, tiempo de bonanza ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 42/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 17.- Campo de paz, tiempo de bonanza.

 

"La vida, la naturaleza, la humanidad, sólo son bellas cuando son transfiguradas por un cerebro creador" (Edmond Jaloux).

 

"No te equivoques, y que nadie te confunda, porque ni la vida es un "ring" ni un campo de batalla ni tú eres un guerrero, salvo que tú así lo decidas. La vida es tu mejor oportunidad para ser más, para crecer y para disfrutar, pero si todo lo vives y te lo tomas por las bravas y como una cuestión de vida o muerte, nunca lograrás la paz y bonanza en tu interior".

 

Muchas veces digo que Dios, creador de todas las cosas, creó el tiempo, pero sin manual de instrucciones, y para saber emplearlo de manera adecuada y beneficiosa los seres humanos nos vemos obligados a aprender de la sabiduría de la vida misma, de la naturaleza que nos ofrece lecciones magistrales a cada instante y de la experiencia vivida durante siglos por la humanidad. Saber aprovechar el tiempo precisa una elaboración bien pensada, reflexiva y coherente, pero sobre todo humilde y paciente. Por eso tantas personas optan por la prisa, por los resultados inmediatos y por la satisfacción de sus deseos, sin caer en la cuenta de que no es posible cosechar sin sembrar, que parte de la siembra puede malograrse por causas ajenas a uno mismo y que hay que saber esperar pacientemente hasta el día de la cosecha, dándole tiempo al tiempo.

 

Somos los hombres los que hemos creado la impaciencia, la prisa y el desasosiego y hemos convertido nuestra existencia, nuestro quehacer cotidiano en un cuadrilátero, en el que a cada instante nos calzamos los guantes de la ira, del mal carácter, de la preocupación, de la insatisfacción y del resentimiento. No dejamos tiempo para la paz y la bonanza de nuestro espíritu, y como diría W. Shakespeare, llegamos al final de nuestra existencia sin haber descubierto que "en un minuto hay muchos días".

 

No conozco otra forma más eficaz de prolongar un instante que vivirlo en paz y sosiego exterior, y sobre todo interior. Todo pasa, todo fluye, decíamos en la reflexión anterior (la número dieciséis), pero permanece la serenidad. Además, la profundidad del pensamiento sólo es posible en la quietud y hondura del espíritu, como sólo en la profundiad de los mares es donde el agua se mantiene más en calma. Las tormentas, las olas gigantescas y el ruido ensordecedor de los golpes de mar sobre el acantilado sólo se producen en la superficie. ¿Qué tal, si para evitarte problemas y conflictos y para evitárselos a los demás, imitaras al aprendiz de sabio, procurando llevar a tu vida cotidiana el principio "vivir y dejar vivir"? Deja de meterte en dichos y en hechos ajenos, que en poco o nada te atañen, y verás cómo suben los niveles de tu paz interior y desaparecen la mitad de los problemas y sinsabores que te amargan la vida.

 

¿Conoces un logro más rentable que estar en paz contigo mismo? No te molestes en buscarlo, no existe otro mayor, es más, una prueba evidente de gran sabiduría es supeditarlo todo a permanecer en paz interior y la garantía más firme de conseguir estar en paz con los demás.

 

(Bernabé Tierno)