La dicha de existir ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 31/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 6.- La dicha de existir.

 

"La desgracia depende menos de las cosas que se padecen que de la imaginación con que se aumenta nuestra desventura" (Fénelou).

 

"Tú solo produces tu desgracia si conviertes en condiciones para sentirte mejor y ser feliz lo que no son otra cosa que simples deseos, preferencias y anhelos. Es bueno y loable tener aspiraciones e intentar superarse en todo cada día. El problema te lo creas en el mismo instante en que colocas en el mismo plano tu felicidad, el gozo por vivir y la satisfacción de tus deseos y propósitos. Que tu primordial deseo, anhelo y objetivo sea vivir y disfrutar con todo tu ser el hecho de existir ¡ahora!".

 

Hace algunos años, pasó por mi consulta, acompañado de su esposa, un hombre de cuarenta años, hijo de notario, cuyo propósito en la vida y condición para ser feliz y sentirse bien consigo mismo era ser notario como su padre. Terminó la carrera de derecho con veinticuatro años, a los treinta se casó y nada importaba, salvo tener la satisfacción de colocar en la puerta de su despacho la reluciente placa que le había regalado su padre y en la que se remarcaba en relieve su nombre y apellidos y la palabra"notario", mucho más resaltada.

 

El motivo de la consulta no era otro que ayudar a ese hombre a convencerse de que podía perfectamente ejercer como abogado, montar un despacho con otros compañeros y sentirse feliz, aunque no ejerciera la profesión de notario. Me resultó imposible ayudarle y nunca supe después qué fue de la vida de ese pobre hombre. La esposa tenía negocio propio del que vivían, y el aspirante a notario me dejó muy claro que si no aprobaba la oposición y ejercía como notario, la vida carecía de sentido para él.

 

Le pregunté si tenía intención de tener hijos, puesto que la esposa se quejaba del estado de abandono en que la tenía, ya que su mente se centraba exclusivamente en aprobar la oposición. Su respuesta fue tajante: "Nada de hijos, por el momento". Ya sé que dirá el lector que éste es un caso extremo y propio de la consulta de un psicólogo o de un psiquiatra, pero puedo asegurar que son incontables las personas que de manera irracional y estúpida labran su desgracia, porque condicionan y ligan el hecho de ser felices y de sentirse bien consigo mismas  a absurdos e insensateces semejantes al que convirtió a mi paciente en un ser desgraciado.

 

No pasa absolutamente nada por no ejercer esta o aquella profesión ansiada y deseada, porque lo verdaderamente importante en la vida es la existencia misma, y vivirla es la mayor prueba de sabiduría. Por eso, el aprendiz de sabio en que debes convertirte sabe disfrutar de los deseos satisfechos y de las metas logradas, pero no dedicará ni un minuto a quejarse y lamentarse por los anhelos que no pudieron ser colmados ni por los objetivos que se quedaron en un mero proyecto, cuando cada día nos depara incontables momentos, satisfacciones y motivos para sentirnos plenamente felices.

 

(Bernabé Tierno)