Afán de saber ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 58/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 33.- Afán de saber.

 

"Conviene aprender hasta del enemigo" (Ovidio).

 

"El iniciado en sabiduría tiene hambre y sed por saber; por eso aprende de todo y de todos, en cualquier circunstancia, y es tan humilde como para aprender de las personas más queridas y cercanas, algo que casi nunca hace el necio porque se lo impide su estúpido orgullo".

 

Cualquier pesona que se nos cruce por la calle, que conozcamos desde hace tan sólo unos días o de toda la vida y sea cual fuere su edad y formación, puede enseñar algo al más sabio y, con mayor motivo, a personas corrientes como usted o como yo.

 

¡Cuántas cosas nos enseñan los niños! ¡Cómo aprendemos de los animales! y ¿qué podemos decir de esas personas sencillas, cargadas de años y de experiencia, que no poseen títulos académicos, pero que son auténticos pozos de sabiduría porque son alumnos aventajados de la más difícil de las escuelas, que es la escuela de la vida?

 

¡Cómo enseña el dolor! ¡Cuánto se aprende, incluso de los miserables que te desprecian y te hacen no sólo el vacío, sino la vida imposible!

 

A lo mejor es usted un padre o una madre que ha visto cómo un/a hijo/a, muy preparado e inteligente, después de enviar cientos de currículos, por fin, entra con toda su ilusión a trabajar en una empresa en la que le tratan como a un despojo: le ignoran, le hacen el vacío, apenas le dan trabajo para que se sienta como un ser insignificante. Al final, tras varios mess de sufrimiento, la fuerza inquebrantable de su hijo/a se ha multiplicado por dos o por tres. Todas las malas artes y mala baba que han empleado en su contra no sólo no le han debilitado sino que le han fortalecido... ¿Por qué? Porque la profunda inteligencia de su joven hijo ha sabido aprender de la miseria humana de sus enemigos, como bien nos aconseja Ovidio.

 

¿Cómo se aprende del enemigo? No hay que entrar en su juego ni permitir que sus maldades minen tu autoestima, tus capacidades o tus deseos e ilusión por seguir capacitándote y preparándote en la medida de tus posibilidades.

 

Si hace falta humildad y sabiduría para aprender incluso de la actitud de quienes pretenden hacernos desgraciados, también es necesario ser humildes para aprender de los seres más cercanos y queridos. A veces tenemos los mejores maestros en nuestro hogar y andamos por ahí perdiendo el tiempo en busca de personas extrañas que supones, erróneamente, como más hábiles y capaces.

 

El aprendiz de sabio, aunque sabe que es verdad aquello de que "nunca es tarde para aprender", procura sin embargo poner todos los medios para aprender más bien pronto que tarde; aprender de todos y, desde luego, no abandonar jamás la escuela de la vida, que es la catedral de la sabiduría.

 

Como ejercicio práctico, le sugiero al lector que haga una lista de las ocho o diez personas de su entorno que considere más llenas de sabiduría, de sentido común y de habilidades para saber vivir mejor y con más paz interior. Estoy convencido de que en todas las personas de esa lista resaltan las siguientes virtudes o cualidades: sencillez, humildad, curiosidad para aprender de todo, en cualquier circunstancia y de cualquier persona, y gran fuerza de voluntad.

 

(Bernabé Tierno)