Pensamiento y acción ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 59/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 34.- Pensamiento y acción.

 

"El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino" (Stephen Crane).

 

"Cualquiera que se encuentre ya dando los primeros pasos por el camino de la sabiduría habrá descubierto la gran verdad que encierra el axioma que dice: "Nos convertimos en lo que pensamos" y, en consecuencia, hará lo posible por pensar bien para vivir mejor. Pero es la experiencia del vivir cotidiano la que nos lleva a otro descubrimiento nuevo: la verdad más insoslayable es aquella que afirma que "llegamos a convertirnos en lo que practicamos, en lo que hacemos".

 

En coherencia y en perfecto acuerdo con este principio, quien practique la paz y la calma será paz y calma para sí mismo y para los demás. Quien practique la crítica feroz, el rencor y la violencia verbal será probablemente violento de palabra y de obra. A quien todo le estresa, desquicia, aburre y saca de sus casillas se ha convertido seguramente en un ser insoportable, desquiciado, esquinoso, siempre alterado y neurótico... y así sucesivamente.

 

Desde Almería, me escribe Alfredo a 'El Semanal' (Taller de Editores), publicación en la que colaboro desde hace más de quince años. Un compañero de trabajo le dio un artículo mío, titulado "Persona medicina", para que lo leyera, aconsejándole que hiciera lo posible por imitar a este tipo de personas, amables, con sentido del humor, cercanas y muy positivas, y que "probara a no quejarse ni a maldecir ni a crearse problemas por todo durante un solo día". Alfredo me dice en su carta que tiene cincuenta años y que no recordaba ni un solo día verdaderamente contento sin enfadarse, sin gritar ni maldecir..., "le he amargado la vida a todo el mundo", me confesaba. Pero hizo la prueba y primero aguantó un día sin enfadarse, sin meterse con nadie, sin insultar. Al contrario, fue amable en casa y en el trabajo, estuvo alegre e incluso tuvo sentido del humor. Cuando vio que era capaz de mantenerse uno o dos días con un buen tono psíquico y alegre, se atrevió a intentarlo durante una semana y, aunque con algunas recaídas, lo consiguió.

 

"¿Por qué lo he conseguido?", me preguntaba. Porque probaste a pasar directamente a la acción y te comportaste como si fueras una de esas personas medicina, que yo describía en mi artículo. Expliqué a Alfredo que todo comenzó en el momento en que decidió probar por un día tan sólo no enfadarse, no insultar, no mostrarse insoportable y, por el contrario, adoptar una actitud cercana, comprensiva, tolerante, afable y con sentido del humor. No es nada fácil cambiar las conductas si no cambiamos los pensamientos, ya que somos y nos hemos convertido en lo que pensamos.

 

Por otra parte, tampoco es fácil cambiar un pensamiento negativo y derrotista por otro positivo. Pero hay algo que es mucho más fácil y es, sin pensárselo dos veces, pasar de manera directa y decidida a comportarse "como si" ya fuéramos la persona que queremos ser. Eso es lo que hizo Alfredo, probando tan sólo durante un día al principio y, al comprobar las buenos resultados, se atrevió a probar durante varios días, hasta percatarse de que ahora ya puede cambiar su forma de pensar, variando su conducta. Si no podemos cambiar de signo nuestra mente, probemos con la misma conducta y obtendremos los mejores resultados.

 

- Recuerda...

 

"El pájaro no canta porque está alegre, sino que está alegre porque canta". Que tus acciones positivas te lleven a sentirte mejor y a pensar con ilusión, confianza y optimismo.

 

(Bernabé Tierno)