Paz con uno mismo, paz con los otros ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 84/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 59.- Paz con uno mismo, paz con los otros.

 

"Es necesario que vivas para los demás, si quieres vivir para ti" (Séneca).

 

"Convivir en paz y armonía con los demás sólo se convertirá en realidad el día en que cada persona, desde su singularidad, busque y procure la paz y la armonía primeramente consigo mismo. Por eso, el aprendiz de sabio no cesa de buscar el sosiego y la quietud de su espíritu como base de todos sus pensamientos y obras, porque sabe que únicamente desde la perspectiva del logro de una plenitud interior aprenderá a convivir constructiva y pacíficamente con sus semejantes".

 

Defiende Erich Fromm que sólo podrá crearse una nueva sociedad si se produce un profundo cambio en el corazón humano. Todo cuanto se dice a sí mismo el aprendiz de sabio y la mayoría de las reflexiones que venimos haciendo no tienen otro objetivo que alentar y propiciar ese cambio en el  corazón de cada hombre. 'El primer objetivo' no puede ser otro que, desde la propia singularidad y de forma consciente y motivada, el individuo humano procure y busque la paz, el sosiego interior y la armonía consigo mismo. Una vez logrado en buena medida este objetivo estaremos preparados para dar 'el paso siguiente', orientado a propiciar, crear y alentar la paz, la armonía y la buena comunicación con nuestros semejantes.

 

Sean cuales fueren las actitudes, los sentimientos y los pensamientos de los demás, nuestro equilibrio y nuestro tono psíquico no deben sufrir alteraciones significativas. A la convivencia y al trato con nuestros semejantes debemos ir bien pertrechados de paciencia, comprensión, empatía, sentido del humor y facilidad para disculpar y perdonar tanto las impertinencias como las ofensas y los malos modos. ¿Por qué? Porque no hay una forma más rápida y segura de autorrealización, perfección y desarrollo de la virtud que en el vivir cotidiano con nuestros semejantes.

 

Es el otro quien me entrena, quien me pone a prueba y quien me perfecciona, tanto si se porta conmigo de forma exquisita como si hace lo posible por buscar mi desgracia.

 

Vivir de forma constructiva, civilizada, pacífica y sin caer en el acoso y derribo y en las descalificaciones de quien intenta desequilibrarnos y sacarnos de quicio, eso, por extraño que parezca, es casi excepcional en la convivencia entre seres humanos. Pero es el camino correcto, no hay otro, porque, como ya dije anteriormente, la adversidad, los conflictos y las personas problemáticas se concitan, parece que se ponen de acuerdo, unen sus fuerzas. Pues bien, a pesar de todo, el aprendiz de sabio no se arredra y los admite como a compañeros de viaje, pero "no se sienta a su lado ni les sienta a su mesa".

 

"Ser para los demás" es la manera más inteligente y segura de ser para uno mismo y es cierto, porque al dar recibo, al construir y edificar algo bueno en el otro también lo construyo y edifico en mí mismo, pero nada más... Ya sólo nos queda llevar a la práctica el sabio consejo de "vivir y dejar vivir" y, por supuesto, ya es hora de que dejemos de ir de redentores por la vida.

 

(Bernabé Tierno)