La convivencia exige respeto y comprensión ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 124/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 99.- La convivencia exige respeto y comprensión.

 

"Hacer compañía consiste en añadir algo a la vida de los demás y hacer que ellos se sientan cómodos en nuestra compañía" (Noel Clarasó).

 

"Vivir es convivir y convivr es pasarlo lo mejor posible con los demás. Hay menos trabajo en vivir bien que en vivir mal. Otro tanto podemos decir del convivir. ¿Por qué el noventa por ciento de las situaciones conflictivas, enfados y malos entendidos, que malogran nuestras relaciones con los demás, se deben a que no sabemos sentirnos cómodos en su compañía? Seguramente porque nadie nos ha enseñado y tampoco nosotros nos hemos preocupado en aprender a acompañar a los demás y sentirnos acompañados. Porque no hemos aprendido a convivir".

 

El aprendiz de sabio, empeñado en "vivir y dejar vivir", es consciente de que la vida, aunque breve, se presenta como el tiempo: días de sol o de lluvia, de calma o de borrasca, y el secreto consiste en aceptarla tal cual es, porque no podemos cambiarla.

 

Con las persoans sucede lo mismo que con la vida, con los fenómenos atmosféricos o con el tiempo, el secreto, además, de aceptarlas como son, está en cambiar nuestra actitud, para que sus acciones, lo que hacen o lo que dicen no nos afecten demasiado, no malogren nuestro vivir cotidiano.

 

En cualquier caso, el aprendiz de sabio nos sugiere algunas medidas prácticas que facilitan y mejoran la mutua convivencia:

 

- Antes de hablar, ya sea para decir, corregir o advertir al otro de algo o para darle una respuesta, tómate tu tiempo y no digas nada hasta tener claras dos cosas: la 'primera', que estás seguro de qué es lo que quieres decir, y la 'segunda', de las consecuencias que se seguirán de tus palabras.

 

- Di lo que tengas que decir, pero con tacto e insistiendo hasta que tu interlocutor comprenda del todo el contenido de tu palabras, siempre sosegadas, firmes y afables, nunca hirientes ni que le descalifiquen como persona.

 

- Exprésate con claridad, ten la certeza de que no existe la menor posibilidad de que tus palabras sean tergiversadas o mal interpretadas. Para lograrlo, insiste varias veces en cuál es la idea central de tu mensaje y en su punto clave.

 

- Comprende para que te comprendan, escucha para que te escuchen e interésate por que los demás se sientan cómodos en tu compañía y tendrás muchas posibilidades de ser comprendido y escuchado, de que se interesen y preocupen por ti.

 

- Haz que el otro se sienta una persona valiosa e importante para ti, recordando su nombre, su rostro, su profesión, dónde, cómo y en qué circunstancias le conociste...

 

- Demuestra clara simpatía y entusiasmo por las ideas, deseos y proyectos de los demás.

 

- Escucha con mucha atención, curiosidad y agrado, y no temas pedirle a tu interlocutor mayor claridad y abundancia de información.

 

- Habla con interés de aquello que más entusiasme al otro y comenta tus intereses sólo en la medida en que puedan ser compartidos por él.

 

- Nunca pretendas tener "toda" la razón; deja que tu oponente satisfaga, en parte al menos, su necesidad de tener razón.

 

- Lo habrás hecho bien en la medida en que hayas enriquecido al otro, se haya sentido cómodo en tu compañía y en el futuro cuentes con un buen amigo.

 

(Bernabé Tierno)