La persuasión conlleva sabiduría ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 123/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 98.- La persuasión conlleva sabiduría.

 

"Nada más estúpido que vencer; la verdadera gloria es convencer" (Víctor Hugo).

 

"Mejor y más práctico es persuadir y convencer que vencer, e incluso que demostrar, porque más allá de los argumentos (que son necesarios) está la habilidad de lograr que alguien haga de buen grado lo que deseamos o nos conviene que haga...".

 

Vencer conlleva pugna, lucha, enfrentamiento, que en ocasiones nos vemos obligados a mantener, incluso a nuestro pesar. El aprendiz de sabio, que como venimos diciendo "ya viene de vuelta", no necesita medallas ni satisfacer más su ego, y encuentra mayor satisfacción en la elegancia y en la inteligencia del convecer y que, por las buenas, de "motu propio" (por propia voluntad), el otro haga lo que desea, le conviene o piensa que le conviene (al esposo/a, hijo, vecino, amigo...).

 

A continuación ofrezco algunas claves que suele utilizar el aprendiz de sabio para persuadir con inteligencia:

 

- Encontrar el momento oportuno e ir al grano, al "quid" de la cuestión sin desviarse del asunto y buscar puntos de encuentro con el otro, logrando sintonías, adoptando formas respetuosas y dialogantes y evitando discusiones inútiles, antagonismos y desencuentros.

 

- "Las ocasiones las pintan calvas", dice el refrán, lo que significa que deben aprovecharse de todas formas. Ser oportuno supone utilizar las palabras adecuadas en el momento justo y saber callar o guardar silencio cuando convenga, sabiendo que cualquier palabra puede sumar o restar, poner las cosas a nuestro favor o completamente en contra.

 

- En la persuasión, centrar toda la atención y el interés en el asunto en cuestión es de capital importancia, pero el persuadido tiene que llegar a entender que obrar como se le sugiere le reportará beneficios y que más que una idea nuestra es una conclusión y decisión a que ha llegado por sí mismo.

 

- Sólo se puede lograr el punto anterior si establecemos puntos de encuentro, sintonías, sinergias y buena "química" con la persona a quien pretendemos persuadir; también debemos evitar cualquier antagonismo y crear la atmósfera más propicia. Y por encima de todo, persuade mejor quien es capaz de hacer creer al otro que es el verdadero autor de la idea, la inteligencia creadora.

 

En definitiva, el arte de la persuasión es un aprendizaje en el que se dan cita la inteligencia, las buenas maneras, la habilidad para acercar posturas y que el contrario no se sienta atacado ni menospreciado y considere que le beneficia más estar de nuestra parte. Son las palabras suaves, dichas en tono respetuoso y con el firme propósito de llegar a acuerdos que beneficien a las dos partes en litigio, las que poseen los más fuertes argumentos.

 

El aprendiz de sabio no busca enemigos vencidos que le rindan pleitesía, sino oponentes convencidos, que se sientan dichosos de disfrutar de su amistad. Siempre convencer porque es la única, definitiva y auténtica victoria.

 

(Bernabé Tierno)