La ofensa es el arma del débil ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 122/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 97.- La ofensa es el arma del débil.

 

"Al hombre sabio no se le puede injuriar" (Séneca).

 

"Reflexiona hoy sobre la puerilidad y necedad de sentirte ofendido. Si respondes con mal al mal que te hacen, te perjudicas más a ti mismo que a quienes te ofenden. Al odiar a tu enemigo y al responder a sus ofensas con tu ofensa y prestarle atención, le das poder sobre ti, sobre tu salud física y psíquica y sobre tu felicidad... ¿Te parece inteligente?"

 

El aprendiz de sabio ya no malgasta ni su tiempo, ni sus energías, ni sus pensamientos en quien habitualmente pretende culparle, humillarle o menospreciarle. Sabe que cuando atiende al ofensor, de alguna manera, le está motivando y alentando a persistir en su innoble acción, cuyo propósito no es otro que hacerle daño, que se sienta mal, que se preocupe y que le dedique su tiempo.

 

Si ofendes a quien te ofende, además de ponerte a su mismo nivel, le brindas una nueva oportunidad para recrudecer sus críticas y maldades contra ti. Además de esto, te introduces en una espiral pueril y estúpida de crítica por crítica, ofensa por ofensa, insulto por insulto... y todo en clave de odio, de resquemor y deseos de venganza mutua... ¿No te parece esta actitud, además de poco inteligente y desafortunada, impropia de una persona equilibrada, sensata y con sentido común? Sé más inteligente que la mayoría y deja a tus ofensores y enemigos enzarzados y enfurecidos a solas con sus críticas incesantes, sus rencores, su mal carácter, sus malos deseos y peores obras, que ya llevan lo suyo. Tú conserva tu energía, tu tiempo, tu pensamiento y tus deseos para personas, situaciones y cosas que verdaderamente merezcan la pena.

 

Hay un problema en que decidas llevar a tu vida diaria el pensamiento de Séneca, "al hombre sabio no se le puede injuriar", y es que toda esa caterva de eternos cabreados, que hacen mofa y chufla de estas cosas, te tomarán por tonto o por débil.

 

Esos malhablados, que no saben pronunciar tres palabras sin ofender a alguien o mostrar su mala baba, los "bucaneros", eternos niños que se creen que esta vida es una película del oeste americano, a los que me refería en la reflexión anterior, no soportarán tu temple, tu autocontrol y tu madura sensatez al no responder a un mal con un mal todavía mayor. No pueden entenderte; su paleocórtex o cerebro antiguo rige sus vidas, como rige la vida de los reptiles. Tienen problemas para que se active su neocórtex, su nuevo cerebro, el que entiende de comprensión, de empatía, de no responder a la violencia con una violencia más contundente y demoledora. "Ni la ley del Talión" ni la ley del más fuerte lograrán jamás convertir al individuo humano en un ser de paz, que busque y promueva el bien por encima de todo y entienda que es más eficaz un gramo de miel que una tonelada de hiel. Demostrar a nuestros semejantes que las buenas obras, el amor y el perdón son la única garantía de felicidad y de éxito es el único camino.

 

(Bernabé Tierno)