Meditación, alimento del alma ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 120/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 95.- Meditación, alimento del alma.

 

"Quizá una de las mayores recompensas de la meditación y de la oración sea la sensación que nos invade de tener nuestro propio lugar" (Billy Wilder).

 

"Es verdad que cualquiera que puede cambiar sus pensamientos también podrá cambiar su destino y que la experiencia no está en el número de cosas que hemos visto, sino en el número de cosas sobre las que hemos reflexionado (meditado) con fruto; las bondades de la meditación son incuestionables y a todos nos beneficia la meditación diaria".

 

El doctor Richard Davidson y sus colaboradores de la Universidad de Wisconsin administraron una vacuna antigripal a cuarenta y un pacientes, de los que poco más de la mitad un curso de meditación, una hora cada día durante una semana.

 

Pasadas las ocho semanas se pudo observar que los que meditaban presentaban mayor concentración de anticuerpos contra la gripe; estaban mejor preparados para frontar el estrés y tenían más actividad en la región del cerebro relacionada con el buen humor. La sensación de bienestar les duró hasta pasados cuatro meses después del curso.

 

Ese "ojo del alma" que es la reflexión, según J. B. Bossuet, necesita ejercitar su pupila cada día, y bien tonto serías si no la utilizaras en tu provecho. Puesto que, según la ciencia, la meditación produce cambios biológicos medibles en el cerebro y en el cuerpo, hoy se aconseja la práctica de la meditación y del silencio interior y exterior que precisa, como técnica fundamental para superar la ansiedad y el estrés y para recuperar la paz y el sosiego del espíritu. Si es muy loable buscar la paz y el equilibrio en el contacto con la naturaleza, mucho más eficaz y gratificante es tratar de encontrarlos y de potenciarlos en nuestro interior, como afirma tajante Marco Aurelio: "En parte alguna podrá encontrar el hombre retiro más dulce y sosegado que en la intimidad de su alma, sobre todo si posee en sí altos objetos de contemplación, de los que basta mirar para recobrar al punto la tranquilidad. Y entiende por tranquilidad el ánimo bien dispuesto y ordenado. Goza, pues, sin cesar de esta soledad y recobra en ella fuerzas nuevas".

 

La meditación, esa inteligencia que piensa sobre sí misma y que de manera imparcial reflexiona sobre los defectos, debilidades y vicios tanto o más que sobre las virtudes y cualidades, es considerada como la mejor práctica para potenciar nuestro sistema inmunológico y reducir los niveles de estrés malo, el estrés que mata.

 

Al centrar la potencia de nuestra mente con frialdad, serenidad y calma en pensar en cosas completamente distintas a las que nos agobian y ocupan cada día, la vaciamos (la mente) de tensiones e ideas recurrentes y enfermizas y nos sentimos mejor, liberados de ese peso mortífero que es el estrés, la tensión psicológica y la angustia.

 

La meditación nos entrena y enseña a pensar y a dejar de hacerlo, y el aprendiz de sabio no olvida que todo el tiempo dedicado a la reflexión es el mejor aprovechado en beneficio propio. Bien dice Harold Macmillan que "la reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos". Yo añadiría que tonifica el alma y el cuerpo cuando más lo necesitan.

 

(Bernabé Tierno)