Agradecimientos ('¿Qué hago con mi vida?', Ángel Peralbo, coordinador, 1/30)


¿Qué hago con mi vida? De la revolución de los 20 años al dilema de los 30

 

Ángel Peralbo Fernández.- María Jesús, Natalio, Mónica, Tatiana, Elena, Gloria, Óscar y Jorge. Mil gracias por dirigir, corregir, resistir, trabajar duro, imaginar, multiplicar, ordenar y orientar aportaciones básicas para llevar a cabo este bonito proyecto, y permitirme, una vez más, disfrutar de escribir y de sentir que estamos devolviendo a nuestros pacientes y a las personas que nos rodean todo lo que nos han aportado.

 

A mi familia y amigos, por su incondicional presencia y aportación vital, gracias a la cual cobra aún más valor el contenido de un libro como éste. Unos porque son jóvenes, otros porque lo serán, otros porque es de su juventud de lo que más se acuerdan y otros porque nos sentimos aún jóvenes.

 

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Elena Escribano Fernández.- A mis padres, que me han dado lo mejor de sí mismos. Gracias por estar siempre, por apoyarme en todos mis proyectos y enseñarme a caminar en la vida.

 

A Daniel, mi manantial de apoyo incondicional. Tener un amor así es un regalo celestial. Un meteorito que impactó contra un planeta. Gracias por 'todo'.

 

A toda mi familia, navegantes en mi camino.

 

A mis pacientes: sin vosotros no podría haber escrito este capítulo. Vuestras confidencias, experiencias y descubrimientos son una joya de sabiduría.

 

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Tatiana Fernández Marcos.- A mi madre y a mi hermana, dos mujeres que serán eternamente jóvenes y un referente para mí.

 

A mi padre, por estar siempre ahí.

 

A María Jesús Álava Reyes y a Ángel Peralbo, por brindarnos la oportunidad de hacer real este libro, de acercar la psicología a este segmento de la población, y por sus sabios y acertados consejos.

 

A Natalio, por las detalladas revisiones que, sin duda, han enriquecido el texto final.

 

A mis compañeros de periplo, por lo que hemos aprendido remando en este mismo barco donde cada uno ha aportado su valiosa experiencia.

 

Al Centro de Psicología Álava reyes, por permitirnos conocer tantas vidas distintas de jóvenes y ayudarlos en sus inquietudes.

 

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Gloria Tudurí Zickermann.- Mi sincero agradecimiento a quienes han contribuido a mi formación como profesional, tanto a mis maestros como a las personas a las que he podido acompañar a lo largo de estos años durante la terapia.

 

A todos aquellos que con sus consejos, críticas constructivas y revisiones han contribuido a la consecución de este capítulo: a la directora del Centro de Psicología Álava Reyes, María Jesús Álava; a Natalio, y a mis compañeros.

 

Mi infinito agradecimiento hacia mis padres por colaborar, siempre con amor, en el proceso de que yo sea quien soy: en lo bueno, en lo malo, y en todo lo que hay entre estos dos puntos. Por apoyarme, durante mi juventud, en cualquiera de mis decisiones.

 

Reconocer a mi compañero de viaje todo su apoyo y agradecerle el poder compartir con él todo lo que se presenta en el camino: el disfrute de lo agradable y el sostener lo no tan agradable. A mis hijos, que serán jóvenes, por representar el amor verdadero e incondicional y la mayor alegría de mi vida.

 

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Óscar Pérez Cabrero.- A los que habéis colaborado en este libro, por haber hecho de esta experiencia algo tan bonito. A los pacientes, compañeros y maestros que se han cruzado en mi camino, cuya confianza me ha hecho crecer. A mi familia, que no tardará en darse cuenta de que he nombrado a algunos, aunque no a todos, que es lo que me habría gustado. A mis amistades, que no dejáis de sorprenderme con la suerte de teneros. A ti, que te late Cuevas de Provanco en el pecho, o Elda. A ti, que has vivido la Facultad de la Farmacia o la de Psicología. A ti,que te has ido lejos, o directamente a otro país. A ti, que, aunque nos distanciemos, siempre vuelves. Por último, gracias a aquellos a los que ya sólo puedo visitar en mi memoria, pues vuestro caiño y vuestro ejemplo nunca caerán en mi olvido.

 

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Jorge Reyes García.- A mis padres, por haber sido una fuente inagotable de cariño y amor incondicional y por haberme transmitido siempre confianza y apoyo.

 

A Alberto, por no dejar pasar un día sin manifestarme su apoyo y su cariño.

 

A María Jesús, por su confianza, su cercanía, y su ejemplo tanto en lo profesional como en lo humano.

 

A mis compañeros del equipo de trabajo, por ayudar a construir un lugar donde todos nos sentimos respaldados, comprendidos y en familia.

 

A todas las personas que, aparezcan o no en este libro, me han permitido participar de la alegría de poder ayudarlas y verlas crecer como seres humanos.

 

(Ángel Peralbo, coordinador)