El rigor de las desdichas: Necesidad imperiosa de preocuparse, de ver por todas partes dificultades y problemas sin posible solución; pesimismo, fatalismo y miedos que inmovilizan hasta crear crisis de pánico por nimiedades ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 10/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Primera parte: Las doce necesidades insatisfechas, imperiosas, desmedidas, que son consecuencia de nuestros vacíos del alma y nos hacen infantiles, insensatos y desgraciados.

 

- 5.- El rigor de las desdichas: Necesidad imperiosa de preocuparse, de ver por todas partes dificultades y problemas sin posible solución; pesimismo, fatalismo y miedos que inmovilizan hasta crear crisis de pánico por nimiedades.

 

"La razón de que la preocupación mate a más gente que el trabajo es que hay más gente que se preocupa que gente que trabaja" (Robert Frost).

 

¿No has estado nunca junto a una de esas personas quejumbrosas y dolientes que parece que están imantadas para atraer sobre sí todos los males, temores y desgracias? No conseguirás que salga de su boca ni una sola palabra positiva. Siempre se ponen en lo peor, buscan la desgracia, como la rata, los despojos de comida.

 

Pierdes el tiempo, si pretendes darle tranquilidad, porque su papel en este mundo es crear preocupación y visión fatalista por donde pisa. Contagia la preocupación y la defiende porque cree que nunca nos preocupamos lo suficiente. Constantemente trae al presente las desgracias y males de su pasado, no disfruta su malogrado presente y vive en un futuro imaginario lleno de desgracias y pesares. Por cierto, si tú no le haces caso, no le sigues la corriente y no te tomas muy en serio sus preocupaciones, le caerá mal y tú te convertirás en una persona odiosa a sus ojos.

 

'Ocuparse en lugar de preocuparse'. Preocuparnos por algo que podemos cambiar a mejor, por cosas que nos atañen es absolutamente normal. Me estoy refiriendo a la preocupación positiva que consiste en tratar de poner los medios para remediar algo, si existe alguna posibilidad, y de no ser así, no hacer un drama y aceptar lo irremediable, procurando que no nos salpiquen sus efectos negativos. Las personas equilibradas y saludables saben preocuparse de manera positiva y no fantasean sobre posibles males que no son ni serán seguramente jamás una realidad.

 

- ¿Cómo es la preocupación negativa?

 

Debo advertir al lector que venimos por naturaleza más equipados para preocuparnos y alterarnos que para calmarnos. Sentimos más veces miedo y desconfianza que tranquilidad y esperanza. Ya he explicado que estamos programados para el ataque (defendernos) y para la huida (escapar del peligro). Por eso es necesario conseguir controlar nuestros miedos y saber discernir cuándo nos advierten de un peligro real o cuándo son producto de nuestra imaginación y de la propensión a defendernos de todo, temiéndolo todo.

 

El proceso que sigue la preocupación obsesiva es el siguiente: simple inquietud o desasosiego, éste va en aumento y la inquietud se convierte en temor que se traduce en instantes en un terror paralizante, en crisis de pánico. Pero este proceso no siempre sigue este curso. Hay muchas personas que padecen de 'desasosiego crónico', es un estado de permanente cabreo fatalista, que no llega a la crisis de ansiedad ni a la depresión, pero la alienta porque siempre se ponen en lo peor y da la impresión de que buscan y desean que se cumplan sus negativos pronósticos: estrés anticipatorio.

 

"La tristeza es un don del cielo; el pesimismo es una enfermedad del espíritu" (Gumersindo de Azcárate).

 

'El terror paralizante' o crisis de pánico surge de improviso y puede pasarse del simple miedo al ataque de pánico en segundos y precisaría tratamiento psiquiátrico y psicológico. Quien padece de terror paralizante no suele estar en permanente cabreo y malhumor, pero sí puede ser clínicamente un depresivo.

 

- Observación importante.

 

Si observas que sientes desasosiego e inquietud y estás preocupado sin un verdadero motivo, es bastante probable que tengas alguna de estas carencias: alimentos, compañía, descanso, alegría. En consecuencia, lo que tú necesitas es alimentarte mejor, descansar lo suficiente, disfrutar de una compañía agradable y alegrarte la vida. '¡Date algún homenaje!'. Estas medicinas te curarán el desasosiego.

 

Quien padece de la necesidad imperiosa de preocuparse y es el rigor de las desdichas se preocupa siempre y en cualquier otra situación, porque la misma preocupación le hace sentirse vivo, en contacto con la realidad. Preocuparse es una forma de respuesta (¿solución?) cuando nos sentimos inseguros, indecisos, en contradicción con nosotros mismos, temerosos.

 

- Preocuparse en la justa medida.

 

La inquietud y el miedo forman parte de los mecanismos de supervivencia humanos. Una dosis razonable de preocupación nos protege de peligros reales o imaginarios y nos impulsa a tomar decisiones. El miedo y la inquietud nos dan además pistas para descubrir vacíos más profundos.

 

La simple inquietud por algo puede ser la señal de aviso y el impulso para pasar a la acción; es decir, que la preocupación controlada es positiva y de gran ayuda. Sin embargo, la inquietud obsesiva, permanente y el pánico nos paralizan, nos bloquean y nos impiden pasar a la acción. El valor contra la preocupación es la mejor arma para hacer aquello que se teme, pasar a la acción, a pesar del miedo.

 

- ¿Qué hacer para controlar la propia preocupación?

 

El secreto está en preocuparse de aquella parte de la situación o problema que podamos controlar. Es mejor que obtengas éxito en ese primer control de parte de los problemas para darte confianza y seguridad. No te apuntes a ser héroe, sé más humilde y sencillito, y si una situación te desborda no trates de controlarla. Nada más eficaz y reconfortante ante la inquietud, la preocupación y el miedo que enfrentarse de forma directa contra lo que nos preocupa o atemoriza. ¡Haz aquello que temes! Es la frase mágica. He aquí la forma de actuar:

 

- Céntrate en el presente, en el aquí y ahora.

 

- Date una orden imperiosa de calma y control.

 

- Visualízate triunfante y victorioso.

 

- Mira de frente aquello que temes, con decisión y coraje.

 

- ¡Lánzate a la acción: hazlo sin más miramientos!

 

- Acompaña la acción de mensajes positivos y de éxito, dando por hecho que lo estás logrando.

 

- Saborea tu éxito, has vencido lo que tanto temías; ahora eres más fuerte.

 

- Prométete hacer siempre lo que temes en el futuro.

 

(Bernabé Tierno)