Paciencia, virtud imprescindible ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 35/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 10.- Paciencia, virtud imprescindible.

 

"La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo" (Giacomo Leopardi).

 

"Alíate con la paciencia que es mucho más que "la madre de la ciencia" y, lógicamente, de la sabiduría. Es la madre del equilibrio, del éxito, de la convivencia pacífica, de la paz interior y de todas las virtudes... ¡de tantas cosas...!".

 

Confieso públicamente que soy un enardecido defensor de la paciencia como virtud imprescindible, pero conviene aclarar que nada tiene que ver la paciencia, coraje de la virtud, con la indolencia, la falta de voluntad o la cobardía.

 

Nada importante se ha hecho sin la paciencia. La misma naturaleza practica a cada momento la paciencia, que es pura sabiduría. ¿Qué sucedería si el sol apareciera de improviso, sin la lentitud necesaria del amanecer, de la alborada? Pues que además de cegar nuestros ojos, todos los seres vivos perecerían si el paso de la noche al día no se llevara a cabo de forma gradual. El árbol más gigantesco y la hierba más pequeñita crecen con la necesaria paciencia. ¿Qué sucede con la ciencia? No hay descubrimiento científico sin paciencia, sin límites. La ley del "ensayo-error" lo deja bien claro. A base de eliminar errores se llega poco a poco a éxitos pequeños y de éstos a los grandes logros. Invito al lector a que intente encontrar una sola virtud, logro importante o acción meritoria en los que no juege un papel decisivo la paciencia.

 

- ¿Qué hacer ante lo irremediable, ante lo que no se puede evitar?

 

Aceptarlo, armarse de paciencia y esperar a que el tiempo, nuestra buena disposición y hasta el sentido del humor nos ayuden a superar los posibles efectos negativos de la situación o del acontecimientos desgraciado.

 

- ¿Te consideran débil?

 

Tienes la oportunidad de hacerte fuerte con la paciencia, incluso impacientar con tu equilibrio y tu paz a los que se tienen por fuertes, poderosos e invencibles.

 

- ¿Cómo se comporta el paciente e inteligente ante la maldad, venga de donde venga?

 

Espera que termine por beberse su propio veneno quien pretenda ofenderle y descalificarle. Nunca se sitúa en su mismo plano y sólo responde a las ofensas con el silencio, que no concede categoría ni entidad al ofensor, o con un trato amable y considerado, que rompe todos los esquemas al enemigo.

 

Se cuenta que una anciana le preguntó al presidente Abraham Lincoln cómo podía tratar con amabilidad y consideración a sus enemigos, cuando lo lógico sería destruirlos. A lo que contestó Lincoln: "¿Acaso no los destruyo al convertirlos en amigos?".

 

Gandhi, vivo ejemplo de paciencia inteligente, siempre decía que al adversario no hay que aplastarle, sino ganarlo, conseguir que se ponga de nuestra parte. Nadie tenga la menor duda de que no hay paciencia posible sin autocontrol, pero sobre todo sin inteligencia. Todas las virtudes sin excepción cristalizan y se sintetizan en la paciencia. Por eso el aprendiz de sabio no se anda por las ramas y se ejercita y entrena cada día en la extraordinaria virtud de la paciencia. No cesa de sembrar, pero sabe esperar a que las mieses crezcan, granen y se doren las espigas y llegue el día de la cosecha.

 

(Bernabé Tierno)