Afrontar los malos momentos ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 52/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 27.- Afrontar los malos momentos.

 

"El secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace" (Leon Tolstoi).

 

"La diferencia entre una persona que casi siempre se siente feliz de otra que con frecuencia se siente desdichada no está en la cantidad de malos momentos que la vida les depara, sino en la forma de afrontarlos. El aprendiz de sabio saborea y disfruta hasta el último rayo de sol de los días esplendorosos y llenos de luz, pero también adapta las pupilas de su mente y de su espíritu a las tinieblas de los días aciagos y tenebrosos y espera, con gozo, que pasen, como todo pasa en esta vida. En definitiva, acepta lo irremediable sin hacer un drama, sin perder la paz y la compostura del espíritu y viste de felicidad la desdicha siempre que le es posible".

 

Si se han vertido incontables opiniones sobre el amor y sobre las palabras de los hombres, hay que reconocer que acerca de la felicidad ya se ha dicho todo. No hay pensador, literato, filósofo, escritor o científico de todos los tiempos que haya podido resistir la tentación de ofrecer su particular opinión sobre la felicidad del hombre. José Ortega y Gasset, que sin duda conocía todas esas opiniones, nos dice que el programa de la vida feliz apenas ha variado a lo largo de la vida humana.

 

Lo primero que delata y distingue a una persona feliz de otra que se siente desgraciada es la facilidad con que se contenta con todo, tiene vocación de felicidad, lo ocupada que está disfrutando con lo más nimio y cotidiano y plenamente consciente de lo que es su felicidad. Si le preguntas: "¿Eres feliz?", te responde de inmediato: "¿Cómo no voy a ser feliz si...?". Y te ofrece una larga lista de motivos por los que es feliz y tú te sonríes porque te percatas de que prácticamente todo lo que es, lo que tiene y le sucede a una persona feliz, le hace feliz. Ahí reside el verdadero secreto de la felicidad.

 

Dice Chamfort que sucede con la felicidad como con los relojes, que los menos complicados son los que menos se estropean, y es que la felicidad es muy barata y absolutamente sencilla y está al alcance de cualquiera. Por ejemplo: querer y que te quieran; ocuparse en actividades gratificantes, y si no lo son en un principio, hacer que sean y resulten agradables; tener proyectos e ilusiones; saber reconocer los méritos de los demás y alegrarse del bien que disfruta, como si fuera tu propio bien; amar y sentir vivamente el amor porque quien ama es feliz, no recrearse ni detenerse en el dolor; huir del aburrimiento y de la pereza; más que acumular bienes y riquezas, reducir los deseos y no acostumbrarse a la felicidad como una constante, sabiendo que alternarán los días aciagos, los momentos difíciles y la mala racha... pero como todo es irremediable, incluso esos trances de infelicidad, hay que saber pintarlos, teñirlos de felicidad con nuestra actitud positiva y esperanzadora.

 

También encontramos grandes dosis de felicidad en la experiencia cotidiana de saber que con lo que hacemos podemos contribuir en alguna medida a la felicidad de nuestros semejantes. Ahora mismo, ocho de agosto de dos mil cuatro, me encuentro disfrutando en la terraza de mi piso en Fuengirola, frente a un mar precioso y en calma; llevo escribiendo desde las ocho y media de la mañana y la idea central es pensar que los pensamientos que estoy desgranando en este libro, 'Aprendiz de sabio', van a dar un fruto copioso enseñándole a muchas personas a vivir, a ser más felices y a disfrutar haciendo felices a los demás.

 

No concibo que una persona pueda sentirse desgraciada, si es capaz de salir de sí misma y comprobar que con sus palabras, sus gestos, su sonrisa, su ayuda, otro ser humano es más feliz y está más preparado para superar las dificultades y adversidades de la vida.

 

Me quedo con el pensamiento de Tolstoi: no podremos hacer siempre lo que queramos, pero sí está en nuestras manos querer aquello que hacemos. Eso es sabiduría y buena estrategia para ser un poco más felices cada día.

 

(Bernabé Tierno)