Ahogarse en un vaso de agua ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 53/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 28.- Ahogarse en un vaso de agua.

 

"Lo mismo tarda uno en ver el lado bueno de la vida que el lado malo" (Jimmy Buffet).

 

"Si observas con atención y miras en tu derredor, observarás que la mayoría de las personas fácilmente hacen un drama de una minucia; sacan las cosas de quicio, se sienten gravemente ofendidas y molestas y montan un cirio ante el menor contratiempo o contrariedad. Obrando así, convierten su existencia en una permanente emergencia. No es de extrañar que el estrés sea la patología más generalizada hoy en día".

 

Ya he repetido en multitud de ocasiones que mi vida personal cambió, dio un giro de ciento ochenta grados el día que entendí que nuestras desgracias, problemas, sinsabores, temores, penas y desasosiegos no dependen tanto de las circunstancias y de los momentos más o menos difíciles y problemáticos que nos toque en suerte pasar, cuanto de la forma, la actitud que adoptemos ante esas circunstancias, personas y hechos. Por eso, el comienzo de este libro lo preside una frase de Epicteto que me acompaña desde mi juventud y a ella recurro cada día, cada vez que tengo ante mí una cuestión difícil o una situación crítica: "No busques que los acontecimientos sucedan como tú quieres, sino desea que, sucedan como sucedan, tú salgas bien parado".

 

Cuando en la primera parte del libro, en el capítulo cinco, me refería a esas personas que son "el rigor de las desdichas" y que padecen la necesidad imperiosa de preocuparse y de ver o crearse por todas partes problemas y dificultades ya hice la pertinente distinción entre "ocuparse y preocuparse", o lo que es lo mismo entre preocupación positiva y preocupación negativa, y estaría bien releer este punto. Pero lo que me interesa destacar en esta reflexión es la facilidad patológica que tienen no pocas personas de decantarse por lo negativo, hacer un drama de una minucia y magnificarlo todo. Hay un ligero atasco circulatorio, no tendrá más retraso que tres o cuatro minutos y ya tienes a esa persona normal convertida en un energúmeno, con el rostro demudado, maldienciendo su suerte y gritando como si en ello le fuera la vida. ¿Cómo no vamos a estar estresados, cardíacos y locos?

 

¿Adónde vas tan deprisa? ¿Quién te empuja? ¿Qué te preocupa? Si fuéramos fríos observadores de nuestras neuras, reacciones y estupideces, viviríamos más, sin duda, pero sobre todo mejor. Tanto nos cuesta ver el lado bueno de la vida, de nuestra vida, de la de los demás, y sin embargo no tenemos ojos ni pensamiento ni atenciones nada más que para las cosas menos buenas y problemáticas, y nos recreamos con nuestras llantinas en ver, repasar y rumiar lo peyorativo de la vida en general, de nuestra vida en particular y de las personas que nos rodean. Con estas premisas, no puede extrañarnos que todo y todos nos molesten, que la armemos por lo más insignificante y ante la menor contrariedad pongamos el grito en el cielo.

 

Hoy me gustaría recordar que no hay mejor médico que la esperanza y la ilusión, que, aunque sea muy ruidosa, amenazadora y larga la tormenta, el sol volverá a brillar y el cielo aparecerá en toda su plenitud azulada, limpio de nubes.

 

Seguramente estás leyendo 'Aprendiz de sabio' en invierno y las ramas de la higuera, del peral o del manzano están secas y frías, pero sabes muy bien que al llegar la primavera reverdecerán, florecerán y poco después darán su fruto. ¿Por qué no aprendes de la permanente sabiduría de la naturaleza y dejas de ser pájaro de mal agüero que todo lo contamina con su derrotismo y negativismo?

 

Aprende desde hoy a construir con tu mente positiva, con tu entusiasmo y tenacidad esperanzada, y deja ya de focalizar tus pensamientos en lo deplorable y lamentable. Decántate por ennoblecer y engrandecer tu espíritu con la esperanza, vive con ella y de ella y no olvides dos cosas: que la esperanza es el flujo y el aliento de la vida y que todas tus esperanzas están en ti... ¡optimiza tu vida!

 

(Bernabé Tierno)