Meterse a redentor ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 69/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 44.- Meterse a redentor.

 

"No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendes que necesita; y soporta luego la ingratitud" (Miguel de Unamuno).

 

"No cometas la torpeza de convertirte en redentor de causas perdidas o en pie que soporta todos los pisotones. Si alguien pretende pasarte la patata caliente de sus conflictos y problemas personales, no la cojas. No eres el delantero centro del equipo que ha de sortear obstáculos en la vida de nadie, recoger todos los pases y al final disparar para meter en la portería de su vida el gol del éxito. Nadie puede jugar por otro la pelota de la propia existencia".

 

Decía Albert Einstein que la vida es muy peligrosa, no sólo por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. Es decir, los que causan directamente un mal a sus semejantes, los malvados de oficio son los primeros que malogran nuestra existencia. Pero también son una fuente importante de males los que no hacen nada por los demás, los "tibios" de los que habla la Biblia: "Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio te provocaré". Los que pudiendo hacer no hacen, los que permanecen indiferentes ante la injusticia y el dolor y no mueven un dedo para hacer algo por los demás, es decir, los tibios, también son culpables de los males que padecen los humanos.

 

Entre los que de forma directa causan el mal en el mundo y los que lo causan de forma indirecta, porque no hacen el bien que podrían o no evitan males que está en sus manos evitar, se encuentra el redentor de causas perdidas, el que se siente obligado a responsabilizarse de todo y de todos, se ve envuelto en todos los conflictos y problemas y siempre tiene sus manos quemadas por la patata caliente de graves cuestiones, que alguien sin escrúpulos le ha pasado, aprovechándose de su excesiva bondad y generosidad.

 

¡Cuánta buena gente ha firmado y avalado letras a canallas que les embaucaron y dejaron en la calle! La casuística es interminable y variopinta. He podido observar que tras una persona bondadosa, solidaria y de gran corazón siempre hay decenas de "listos" y aprovechados que le complican y amargan la vida. Por eso, el aprendiz de sabio practica la bondad y el bien a su paso, pero no permite que le confundan y le tomen por tonto, ni es redentor de causas perdidas ni coge en sus manos las patatas calientes de sus propios conflictos y errores que le lanzan los aprovechados, desaprensivos y "listos" de este mundo.

 

No está mal el consejo que nos da Miguel de Unamuno: no darle a los demás todo lo que nos piden, sino lo que suponemos que necesitan, y soportar después la ingratitud. En cualquier caso, tanto si le damos todo lo que nos piden, como si les damos lo que necesitan o más, la ingratitud es seguro que la padeceremos.

 

Hagamos el bien que en conciencia creemos que debemos hacer, pero no esperemos nada a cambio. Que sólo nos mueva el bien que hacemos y que nos hace ser buenas personas.

 

- Recuerda...

 

¡Cuidado con crearnos obligaciones indebidas y convertirnos en el que soporta todos los pisotones de "listos" y caraduras! ¡Que cada cual aprenda a jugar la pelota de su vida y tú, como buen aprendiz de sabio, empléate a fondo en tus propias jugadas!

 

(Bernabé Tierno)