Amor es vida ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 80/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 55.- Amor es vida.

 

"El amor es la pasión por la dicha del otro" (Cyrano de Bergerac).

 

"Que nada ni nadie, por ningún motivo, te impida disfrutar de la experiencia cotidiana de amar y sentirse amado, de ocupar un primer plano en la mente y en el corazón de la persona amada. No es posible vivir sin amor".

 

Desde hace un largo rato estoy leyendo un montón de cartas que me han llegado al consultorio psicológico que tengo en la revista 'Mía' y de entre las cartas recibidas esta semana, para tratar el tema que estoy desarrollando, me viene al pelo lo que me escribe María, desde el norte de España: "No puedo no amar. Podría pasar un tiempo sin sentirme querida, no sé cuánto, pero necesito amar, más que ser amada. Es más fuerte o imperiosa la necesidad de derramar mi cariño, mi ternura y mi pasión sobre la persona que quiero, que esa misma persona me pague con la misma intensidad de amor y de ternura. Esto se lo dice una mujer apasionada, que cada día espera recibir grandes muestras de cariño, pero reconoce que aguantaría mejor el hambre de ser amada que el hambre de amar".

 

Toda la carta de María está centrada en la idea de que la clave, la condición 'sine qua non' del verdadero amor es necesitar la dicha del otro antes que la suya propia. Me pregunta si está en lo cierto porque muchas de sus amigas no la entienden y piensan que lo primero es sentirse amado y después amar.

 

Cualquiera que sepa mucho de amor estará de acuerdo con la opinión de María que es la misma que la de Cyrano de Bergerac: "El amor es la pasión por la dicha del otro". Ésa es la grandeza del verdadero amor que dignifica al hombre, le perfecciona y realiza. No existe una obra más bella que un acto de amor que busca por encima de todo el bien de la persona amada más que el suyo propio.

 

Pero no siemrpe ocurre así y en muchos amores que fueron apasionados durante un tiempo, explosivos y sin medida, sin saber por qué, llega un día en que los desencuentros, los celos, el resentimiento e incluso el odio aparecen. Cuando esto escribo, dos mujeres lesbianas, que se casaron hace poco, se están forrando de millones y no paran de ir de televisión en televisión, donde dieron la noticia del gran amor que les embargaba. Acabo de poner la tele y ya no es que no se amen, es que van a ver cuá le da a la otra allí donde más le duele.

 

La pregunta que siempre nos hacemos es: ¿en casos así hubo alguna vez verdadero amor? Yo no tengo la respuesta correcta, pero tengo claro que casi siempre se confunde la pasión, la atracción física, el placer mutuo y la satisfacción sexual, con el verdadero amor, que es mucho más que todo eso. Es "no poder no amar" porque necesitas más que tu propia felicidad ver feliz y dichosa a la persona que amas. Cuando en tu mente y en tu corazón aparecen en primer plano por todo y para todo la imagen, la vida y la felicidad de una persona que llega a importarte más que tú mismo y vives para procurarle felicidad, entonces amas sin límites y con todo tu ser. Pero ese amor no se completa si en la mente y en el corazón de esa pesona tú no apareces también en un primer plano y le interesas hasta el punto de que busca y prefiere tu felicidad antes que la suya propia. Esto sí es amor, lo demás será enamoramiento, pasión... pero el ¡amor! ¡amor! que llena y transforma por completo la existencia de cualquier persona es "no poder no amar a quien ya se ama". Como decía Juan Bau en una de sus canciones: "Mi corazón, sin ti, ya no podrá latir".

 

(Bernabé Tierno)