Optimismo inteligente ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 81/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 56.- Optimismo inteligente.

 

"Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida" (Billy Wilder).

 

"Recuérdate con frecuencia que para conservar y potenciar tu equilibrio y tu paz interior has de esforzarte en vivir como piensas, ser coherente con tu vida y hacer un inventario de todo lo bueno y positivo que te ha sucedido a lo largo de tu existencia. Por mucho que hayas pasado y sufrido, sin duda tienes sobrados motivos para el optimismo y para la esperanza. Todo estará bien si aprendes a diluir en el mar insondable de esas cosas buenas que te suceden los pedruscos de sal y de amarga hiel que se interpongan en tu camino día a día".

 

"Si hago una buena obra, me siento bien; y si obro mal, me siento mal. Ésta es mi religión", decía Abraham Lincoln. A esa coherencia me refiero cuando afirmo que para conservar y potenciar nuestra paz interior y nuestro equilibrio necesitamos no engañarnos, no decir una cosa y hacer otra; pero si esto ocurre, admitir que obramos erróneamente y sentirnos mal.

 

'El primer pensamiento es claro': una persona es la suma de todas las buenas acciones llevadas a cabo a lo largo de su vida. ¿Qué pasa con el mal que ha hecho? Lo que importa es reconocer que lo ha hecho, sentirse mal por ello, es decir, arrepentirse y, finalmente, dos cosas: una, remediar los daños causados con la mala acción para restablecer el bien donde se causó mal; otra cosa muy importante es incrementar las buenas acciones en la medida de nuestras posibilidades.

 

Como bien decía Marie Curie, la mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones.

 

'El segundo pensamiento' que debe ocupar hoy tu mente es traer a la memoria todas las cosas buenas que hayas hecho hasta ahora de forma consciente. Ese inventario debe también incluir una lista de cuanto bueno y positivo te ha ocurrido a lo largo de tu vida hasta hoy.

 

¿Sabes cuál es el fin de todos ellos? Que te convenzas por ti mismo de que tienes sobradas razones para el optimismo, y aunque hayas pasado por muchas situaciones críticas y la vida te haya traído no pocos sinsabores, si sumas todo lo bueno que te ha sucedido, con tus buenas acciones, sin duda esbozarás una sonrisa y reconocerás que ha merecido la pena vivir hasta hoy. Por muchas que hayan sido las sombras, las luces de tu vida se han impuesto sobre ellas, las han disipado.

 

El aprendiz de sabio hace buen acopio de todo cuanto enriquece su existencia, se ocupa en hacer el bien allá por donde va y da por hecho que cometerá errores, y tendrá debilidades y flaquezas, como humano que es, pero nunca le faltará el optimismo y la confianza en sí mismo. Aprenderá a diluir los pedruscos de sal y de amargura de lo negativo de su vida en el cuenco inmenso de su corazón, donde acumula el mar de agua cristalina de todas las buenas y nobles acciones que jalonan su existencia. Somos tan buenos como lo mejor que hayamos hecho en nuestras vidas. Nuestro propósito no debe ser otro que inclinar el platillo de la balanza del bien un poco más cada día, movidos, a partes iguales, por el bien que hacemos a los demás y el bien que nos proporcionamos a nosotros mismos.

 

(Bernabé Tierno)