Nadie sobra en tu vida ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 79/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 54.- Nadie sobra en tu vida.

 

"El arte de vivir consiste menos en eliminar nuestros problemas que en aprender a convivir con ellos" (Bernard M. Baruch).

 

"Ten bien presente que la adversidad, el sufrimiento, las desgracias y también las personas neuróticas, desequilibradas, viles y problemáticas, que todo lo enredan, complican y agravan, estarán siempre ahí, muy cerca de ti: forman parte de la vida y de tu entorno, y no debes sorprenderte ni inquietarte demasiado porque te salgan al paso y hasta te visiten con frecuencia. Admítelas como pruebas y ejercicios necesarios para tu diario entrenamiento mental y psíquico y para potenciar en lo posible la masa muscular de tu espíritu".

 

¿Cuántas veces te has visto metido en problemas en tan sólo unos instantes, "sin comerlo ni beberlo", así por las buenas, como lo que me sucedió hace unos días al regresar de vacaciones y no poder acceder a mi plaza de garaje porque un desaprensivo había dejado su coche impidiéndome la entrada? El caballero, para más "inri", se comportó como si él fuera el perjudicado, el ofendido y yo el ofensor (asunto que ya he comentado en reflexiones anteriores).

 

Cualquiera que esté leyendo este libro en este momento tiene anécdotas personales semejantes, para contar y no acabar. Por eso, la reflexión que hoy se hace el aprendiz de sabio, y nosotros con él, es que, al igual que debemos contar con la visita más o menos frecuente de las desgracias y adversidades, también debemos no extrañarnos de que algunos de nuestros semejantes, cuya vida ya es complicada, nos involucren en sus conflictos y nos veamos sorprendidos y en situaciones completamente inverosímiles; y esto puede sucedernos en cualquier momento: en un viaje por carrerera, haciendo la compra en el mercado, en la cola del autobús o compartiendo mesa y mantel con unos "amigos".

 

Siempre que le sea posible, el aprendiz de sabio no se mete en problemas. Si alguien pretende involucrarle, pone todos los medios a su alcance para zafarse y librarse de ellos, pero ¿qué hacer si ya estás en el centro del huracán?

 

En el caso de que no podamos escapar de una situación verdaderamente crítica, la regla de oro es aferrarse al hecho en sí y no entrar al trapo de las descalificaciones personales, de lo subjetivo. En el referido caso de la persona que impedía con su coche que yo pudiera ocupar mi plaza de garaje no hacía otra cosa que derivar el tema por derroteros personales. "Parece mentira, señor psicólogo, usted que tanto escribe y dice...". También se apartaba del tema en cuestión, pretendiendo eludir su responsabilidad, diciendo que su hijo estaba de fin de semana y que no respondía al teléfono... todo menos llamar a una grúa y dejar mi plaza libre.

 

- En resumen...

 

De nada nos sirve hacernos mala sangre ni perder los nervios ni maldecir nuestra suerte, cuando llega la adversidad, la desgracia o la mala suerte, como cuando nos topamos con un "molusco" que ni piensa, ni siente, ni padece, ni dialoga. Mi cuñado Félix dice: "Se puede perder el tiempo con cualquiera, sea bueno, malo, inteligente o tonto. El problema está si topas con un "molusco"".

 

Ten bien presente de hoy en adelante, si tienes la desgracia de cruzarte con un "molusco": tómatelo con calma, sonríe y espera a que ese espécimen desaparezca de tu vista. Es lo más sensato.

 

(Bernabé Tierno)