Busca lo que quieres encontrar ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 75/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 50.- Busca lo que quieres encontrar.

 

"El hombre es Dios por el pensamiento" (Alfonso de Lamartine).

 

"Busca la maravilla que encierra cada vivencia y experiencia de lo cotidiano. Tú eres ya ese ser único, pieza única, verdadera maravilla entre todos los seres de la Creación. Pero todo es cuestión de aprendizaje, de constante entrenamiento, de la pupila de tu alma y de los caladeros en los que realizas tu búsqueda: si buscas en caladeros de conflictos, encontrarás conflictos; si buscas en caladeros de paz, encontrarás paz; si persigues la belleza, encontrarás belleza y si buscas amor, encontrarás amor...".

 

El aprendiz de sabio, como aventajado discípulo del bien y de la sabiduría, ya juega con ventaja frente al común de los mortales, porque es plenamente consciente y alberga la convicción de que todo, absolutamente todo, por sencillo e insignificante que resulte a primera vista, puede ser tocado con la varita mágica de los pensamientos positivos, de la atención y de la intención y transformar lo más trivial y corriente en extraordinario.

 

El secreto de la sabiduría, del saber vivir (asignatura que sólo se imparte en la universidad de la vida) está en pensar convenientemente cómo debemos pensar. Por eso no es descabellada la afirmación de Alfonso de Lamartine cuando dice que el hombre es Dios por el pensamiento. Cuando hablo a padres y a profesores siempre les repito que en toda acción educativa debemos tener presente que nuestro objetivo no es otro que educar al niño para pensar y obrar como es debido.

 

La mayoría de los problemas, conflictos  y desgracias le vienen al hombre por actuar sin pensar, por no reflexionar adecuadamente y por habituarse a pensar de forma negativa y ponerse siempre en lo peor.

 

He necesitado toda una vida llena de tropiezos, de no pocos fracasos y de estudio y análisis de los tropiezos y problemas de los demás para llegar a descubrir que allá donde busca cada persona, donde 'abreva' su sed y sus deseos, aquello con lo que alimenta sus pensamientos, en definitiva, es lo que determina su existencia.

 

Hay personas, por ejemplo, adictas a tener razón y no soportan que nadie les discuta o les lleve la contraria: todos su problemas, de relación, conyugales y laborales se los crean ellas mismas por su forma de pensar y su actitud intransigente.

 

Otras personas, incapaces de responsabilizarse de su vida y de hacerse cargo de sí mismas, se habitúan a quejarse de todo y por todo y a maldecir su existencia y su mala suerte. Esta forma derrotista de pensar parece que les exonera de la responsabilidad de pasar a la acción... son los eternos "Jeremías", siempre quejándose, buscando compasión y que alguien cargue con ellos y les adopte de por vida.

 

Así podríamos continuar, pero siempre estará detrás de toda persona negativa, frustrada, quejica, amargada y fracasada una 'forma de pensar inadecuada' (no pensar ni reflexionar sobre las consecuencias de la conducta, actuar sin pensar o pensar negativamente).

 

Esto es así y no vale darle más vueltas: nuestros sentimientos y nuestras acciones vienen determinados por la positividad o negatividad de nuestros penamientos, los cuales a su vez se recargan (retroalimentación), se impregnan de lo que hacemos y sentimos. '¿Cuál es la solución?' Ya la he dado varias veces en este libro, dada su trascendencia: si cambiamos de forma directa las conductas derrotistas, dejamos de lamentarnos y de lloriquear como plañideras, y nos comportamos de forma decidida, "como si" ya fuéramos la persona dinámica, responsable y eficaz que queremos ser, comenzaremos a pensar de manera positiva y a sentirnos bien.

 

(Bernabé Tierno)