Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida
- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.
- 62.- En el haber de tu espíritu.
"Todo parece más encantador cuando lo vemos a distancia, y las cosas toman un relieve singular cuando se observan en la cámara oscura del recuerdo" (Théophile Gautier).
"Toma nota y levanta acta de todo lo bueno y positivo que te vaya sucediendo. Almacénalo en tu "haber" más preciado, guárdalo como el mejor vino de reserva y de exquisita calidad en las "bodegas" de tu mente y de tu corazón para cuando vengan malos tiempos y te veas obligado a refugiarte en el iglú, en el refugio invernal de tu interior... La hormiga es tu maestra".
A mis pacientes y a mis amigos les sugiero que lleven un "diario" marcado con el siglo "+" positivo, en el que sólo se anoten cosas, experiencias y sucesos gratificantes, que han sumado algo a su existencia y les han proporcionado momentos de felicidad, recuerdos imborrables.
Ya es un buen ejercicio de automotivación y positivismo llevar una especie de "cuaderno de bitácora" de los mejores momentos del pasado e ir añadiendo los buenos del presente como experiencias gozosas y gratas, muestras de afecto y de sincero reconocimiento, alegrías, anécdotas divertidas, chistes que hicieron reír, personas singulares que te enriquecieron...
Volver a lo bueno, positivo y gozoso de nuestro pasado resulta beneficioso a cualquier edad. No es necesario llegar a la vejez para rememorar los buenos momentos en que la vida nos regaló la más larga y encantadora sonrisa de felicidad. Si un joven de veinte o veinticinco años está leyendo esta página hará bien en recordar aquellos días felices de su niñez cuando su padre llegaba del trabajo y le ayudaba a montar un puzzle o se daban los dos un paseo en bicicleta alrededor de la casa.
Al llegar a la madurez, entre cuarenta y cinco y cincuenta años, no es menos reconfortante y revitalizador recordar los primeros amores, el primer beso, el primer trabajo y el primer éxito importante. Por supuesto que con la vejez ya todo son recuerdos con un matiz de cierta tristeza, pero si nos hemos acostumbrado a tomar buena nota de todo lo bueno que nos ha sucedido, habremos logrado algo verdaderamente valioso y fundamental: habituarnos a recordar sólo lo bueno, olvidando lo negativo y restándole importancia. ¿Para qué recordar lo que nos hirió, humilló o destrozó en algún momento de nuestra vida? No tiene sentido, salvo que nos vaya el masoquismo mental. El aprendiz de sabio, que sigue cumpliendo años y cargándose de experiencia, ya viene de vuelta y se ha aficionado a los buenos recuerdos y los buenos momentos, y todos ellos los retiene para sí, los abraza y los acaricia en su memoria. En cuanto a los sinsabores y experiencias dolorosas, prefiere dejarlas pasar, que sigan su curso o que se queden enterradas en el pasado, pero volver a recordarlas nada bueno reporta, salvo dolor y tristeza, que malograrían la felicidad del presente y se convertirían en obstáculo de cara al futuro.
- En conclusión...
Si todavía no lo has hecho, vete ahora mismo a cualquier papelería y cómprate un cuaderno parecido al "libro gordo de Petete", en el que reflejes todo lo bueno que te ha sucedido en el pasado y las alegrías, gozos y éxitos que jalonan tu presente... Y ¡disfruta de una vez! Eres un privilegiado.
(Bernabé Tierno)