Que nada ni nadie te quite la paz ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 89/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 64.- Que nada ni nadie te quite la paz.

 

"La paz es tal bien que no se puede desear otro mejor ni poseer uno más útil" (San Agustín).

 

"No consientas que tu equilibrio, tu serenidad, tu carácter, tu sosiego interior y tus momentos de paz se alteren y quebranten por tantas memeces, bagatelas y contrariedades que aparecen al cabo del día, ni por los despropósitos, las neuras o las reacciones intempestivas e incontroladas de tus semejantes. Nada es más importante que proporcionarte paz a ti mismo, que tu salud física y psíquica y que estos instantes sosegados y de felicidad que nada ni nadie deben alterar o arrebatarte".

 

Es posible que hoy, como en tantas otras ocasiones, las cosas no sucedan a tu gusto o de acuerdo con tus expectativas, y las personas de tu entorno no te traten como mereces o que la suerte no te acompañe. ¿Consigues o remedias algo si te desesperas y te cabreas, si pierdes los nervios, te dejas llevar por la desesperanza o el desasosiego? Sólo maltratarte a ti mismo y causarte un grave daño.

 

Mantén la calma, respira lenta y profundamente varias veces. Sal al campo, y practica la relajación y la meditación en plena naturaleza y proporciónate grandes dosis de afecto y de paz que serenen tu espíritu y tonifiquen tus nervios.

 

Recuerda que en cualquier momento de bajón emocional, grave dificultad o crisis personal es cuando con mayor premura debes buscar la serenidad dentro y fuera de ti, proporcionarte mayores dosis de amor y comprensión y quedarte contigo en afectuosa y acogedora paz. Busca también apoyo, fuerzas y consuelo en las personas amigas e incondicionales que te quieren de verdad.

 

Dice un proverbio chino que "el árbol quiere la paz, pero el viento no se la concede" y la pregunta que nos hacemos es: ¿qué hacemos cuando "el viento" huracanado de las desgracias, de las maldades ajenas o de la injusticia agita las ramas de nuestro ser y el árbol de nuestra vida está a punto de quebrarse? Esperar pacientemente y con ánimo sereno, confiados en la fortaleza de las raíces recias y firmes, hundidas en lo más profundo de nuestro ser.

 

Además, si lleváramos la cuenta, veríamos que así como los días de sol y de bonanza superan a los días tormentosos, huracanados y de lluvias torrenciales, así también los días de paz, de armonía y de gozo de las personas superan con creces a los días tenebrosos y de graves problemas.

 

Aunque ya lo he repetido en otros puntos y reflexiones, no está de más insistir de nuevo en que buena parte de los problemas más graves se los crea cada cual por no saber vivir y dejar vivir, por su obsesión por organizarle la vida a todo hijo de vecino, no solamente a los suyos. Ya nos advierte Tomás de Kempis que "mucha paz tendríamos si en los dichos y hechos ajenos, que no nos pertenecen, no quisiéramos meternos". Piensa si hay personas que con su forma de proceder están contribuyendo a que tu paz y tu equilibrio personal corran grave peligro. ¿Y tú? ¿Inquietas, perturbas y desequilibras a alguien con tus actitudes o con tus palabras?

 

(Bernabé Tierno)