Amor constructivo, amor destructivo ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 113/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 88.- Amor constructivo, amor destructivo.

 

"El verdadero amor es como la energía: no se destruye, sólo se transforma" (Blanca Cestonaro).

 

"¿Tú construyes o destruyes? La persona o personas con quien/es te relacionas, ¿te construye/n o te destruye/n? No es difícil averiguarlo".

 

- ¿Quién destruye?

 

Cualquiera que siempre encuentra una ocasión para criticar, descubrir defectos, señalar errores, ridiculizar, buscar culpables y dejar tras de sí un rosario de enemigos y de personas tildadas de defectuosas o de insoportables. Destruyen los frustrados, envidiosos, resentidos, cobardes y cotillas maliciosos.

 

- ¿Quién construye?

 

Cualquiera que vive y deja vivir y no está en estado de alerta permanente para encontrar la más mínima crítica en sus semejantes, con el fin de señalarla y colocarla bajo la lupa de su maligna percepción. Construye quien prefiere alabar, perdonar, ver lo bueno y meritorio en sus semejantes, y no le duelen prendas a la hora de reconocer las virtudes, méritos y cualidades del prójimo. Construyen los bondadosos, sencillos y humildes.

 

- ¿Qué pasa con los comentaristas, políticos, de sociedad, y con todos los analistas que se ven obligados a emitir juicios y opiniones muchas veces durísimos?

 

Estas personas que por su profesión o cargo se ven obligadas a juzgar conductas, pueden y deben hacerlo. Es más, denunciar delitos, fraudes y fechorías no es destruir, sino construir. Denunciar el mal y descubrir la culpa es tarea de la policía y de la justicia, pero también es obligación del ciudadano de a pie. Por tanto, al preguntar: "¿tú construyes o destruyes?", no me refiero para nada a quienes por profesión, por motivos de trabajo tienen que opinar sobre conductas, me estoy refiriendo al terreno más particular del hogar, de la familia, del lugar de trabajo y del círculo de amistades. Me refiero a esa convivencia cotidiana y frecuente entre esposos, padres e hijos, familiares... La persona que ves casi a diario y con la que mantienes una relación amorosa, de amistad, laboral o de otro tipo, ¿te construye o te destruye? Y tú, ¿construyes a las personas con las que tienes un trato frecuente o las destruyes?

 

No ponga el amable lector cara de circunstancias ni me tilde de exagerado, al igual que "la gota de agua horada, perfora la piedra", así también una crítica demoledora y constante destruye la autoestima más elevada y la personalidad más sólida.

 

Hoy te invito a reflexionar sobre los motivos que pueden llevar a una persona a no perder la oportunidad de criticar, encontrar defectos y señalar los errores de alguien con quien tiene una relación cercana y estrecha. ¿Qué beneficios le reporta?

 

El aprendiz de sabio no es aficionado a la "goma dos" psicológica y, en lugar de destruir, construye con las palabras de felicitación, con la actitud alegre y gozosa ante los éxitos de sus semejantes y con el reconocimiento de cuanto loable y positivo observa en aquellas personas con las que convive a diario. Sabe muy bien que "construir" es querer lo mejor para el otro.

 

Toda construcción del otro, todo reconocimiento, como todo perdón, es una generosa y bella prueba de amor.

 

(Bernabé Tierno)