El fracaso, una valoración peyorativa ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 99/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 74.- El fracaso, una valoración peyorativa.

 

"Más que el sable y que la lanza, suele servir la confianza que el hombre tiene en sí mismo" (José Hernández).

 

"En la base del sentimiento de fracaso está la falta de amor y de confianza en ti mismo. Por eso, el aprendiz de sabio un día descubre que el fracaso no existe en realidad, salvo en la mente de quienes se consideran fracasados. El fracaso es tan sólo una valoración peyorativa y autodestructiva que hacen algunas personas de los resultados obtenidos, obsesionadas con la idea de que el fracaso es una constante en sus vidas. Para el aprendiz de sabio no hay fracasos sino errores y fallos puntuales, ocasionales, simples tropiezos que superará con tesón inteligente y entusiasmo".

 

El fracasado es una persona que comete errores, ni más ni menos que los demás, pero por su baja estima y falta de confianza en sí mismo no es capaz de aprender de sus errores y convertirlos en experiencias útiles.

 

Veamos por pasos cómo se comporta el sabio ante los errores: 'primero, aprende de sus propios errores' y no se inquieta, porque sabe que la misma ciencia avanza por el sistema "ensayo-error". 'Después, está abierto a aprender de los errores que cometen los demás' e incluso de los errores que cometen los más sabios y capaces. En cuarto lugar, está su disposición a cometer los errores que sean necesarios para seguir aprendiendo y, finalmente, está su gran descubrimiento de que ¡no existen errores! porque en realidad se han transformado en experiencias valiosas para avanzar y progresar en el camino de la sabiduría.

 

- Recuerda...

 

El fracaso en realidad no existe, salvo en la mente de quienes no saben aprender de sus errores y consideran que son incapaces de superar los problemas por la falta de confianza en sí mismos. Con humildad, paciencia y confiando en que el error sólo es un tropiezo del que se aprende y resulta necesario, cualquier persona llega a obtener lo que se proponga, siempre que sea constante y no desfallezca, porque el éxito tarda en llegar. Thomas Alba Edison es tu ejemplo a seguir, pues tuvo que ensayar con diez mil bombillas que no servían hasta encontrar la que le llevó al éxito.

 

El aprendiz de sabio es consciente de que los errores son necesarios. Sólo los que arriesgan se equivocan con más o menos frecuencia y quien nada hace nada yerra... En consecuencia, gracias a que hay personas dispuestas a cometer errores, el mundo progresa y la ciencia avanza. Salvo que sigamos perseverando en el error y no aprendamos nada, el error siempre es rentable. ¡Qué útil es hacer mención a los propios errores antes de comentar los errores ajenos!

 

Por otra parte, el miedo a equivocarse y no intentar lo que tenemos en mente puede ser el mayor error. Además, no hay error que no revitalice y enseñe si sabemos aprovecharlo y no dejamos que nos afecte, porque nos deja claro lo que no debemos hacer en el futuro, lo que tenemos que evitar. En cualquier caso, recordemos a Bernardo de Balbuena que dice: "No darás tropezón ni desatino que no te haga adelantar camino".

 

(Bernabé Tierno)