Jorge, médico cirujano especialista: "Tomaba alcohol, cocaína y marihuana contra el estrés"

Testimonio de un cirujano en activo

 

Especialista en un hospital de Barcelona, relata sus más de dos décadas enganchado al alcohol y cómo lucho para dejar de beber y seguir ejerciendo

 

Aconseja a sus colegas más jóvenes que vivan, que no se obsesionen por ser los mejores y que presten más atención a su vida personal: "El estrés del sanitario ha sido muy potente en la pandemia".

 

El médico es uno de los más de 6.372 profesionales que, desde 1998, han pasado por el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo

 

"Hay la misma estadística de adicciones que entre la población normal. Es más fácil entre nosotros porque se viven muchos picos de estrés laboral", dice el médico

 

"En mi generación, en el que era alcohólico era un debilucho, que no sabía controlar. Esta idea aún persiste", señala Jorge

 

Jorge asistía a terapias de grupo a las que iban otros colegas, pero también enfermeras, farmacéuticos..."Ayuda, te entienden mucho mejor", asegura

 

"A lo mejor estás en un quirófano a vida o muerte y luego estás viendo un esguince de tobillo. Estos cambios bruscos te afectan", argumenta el médico



 

Jorge, cirujano especialista en un hospital de Barcelona, es alcohólico. Lo será toda su vida, aunque lleve varios años sin beber, advierte. Lo cuenta desde el bienestar que hoy siente tras un primer ingreso, una recaída muy posterior, mucha terapia y horas de meditación, lo que mejor le ha venido últimamente para enfrentarse a las más de dos décadas que lleva tirando de sustancias. "Vivimos muchos picos de estrés laboral", se justifica. Ser médico y adicto, es doblemente duro. "Lo tuyo es dar ayuda, no pedirla", sentencia. Además, está el estigma: "Que te traten con discreción es clave para que no te desprecien de forma fulminante", asegura a EL PERIÒDICO DE ESPAÑA.

 

Cuando este diario organiza, a través de su colegio profesional, la entrevista con el facultativo, se pacta que todo lo que concierne a sus datos personales sea confidencial. De manera que pongamos que Jorge -él mismo elige ser llamado así- tiene en torno a sesenta y que trabaja como cirujano en un hospital de tamaño medio de Barcelona. También ejerce en la medicina privada. Hasta ahí se puede leer de su biografía.

 

Lo demás, su largo historial de adicción es tan real que escuece escucharlo cuando lo narra para este diario de forma pausada -el mindfulnes ha sido fundamental en su vida en los últimos años, repite varias veces- pero también con cierta reserva que va soltando a medida que avanza la entrevista y gana confianza. Eso sí, el facultativo se muestra en todo momento reticente a dar detalle alguno que permita identificarle.

 

Que un sanitario admita públicamente su enganche al alcohol y/o otras sustancias es muy complicado, asegura más adelante. Por común que sea el problema. "Hay la misma estadística de adicciones que entre la población normal. Es más fácil caer entre nosotros, porque se viven muchos picos de estrés laboral. Cuesta mucho entender que tienes una enfermedad, incluso para un médico", reconoce.

 

- Alcohol, cocaína, marihuana...

 

Jorge comenzó a consumir cuando tenía unos 35 años. Así hasta la cuarentena... "Alcohol, cocaína, marihuana... Mi adicción más problemática era con el alcohol. Lo desencadenaba todo. Estaba por detrás de todo. Crees que controlas y es al revés, siempre estás pendiente de cuando vas a poder ir a tomar una copa. Es la llamada fantasía del control. Esto lo puedo decir ahora; en aquel momento, no", señala.

 

¿Por qué bebía?, ¿era su trabajo?, ¿demasiada tensión?, ¿las horas de quirófano? Jorge habla de un poco de todo. De una generación, la suya, donde el alcohol estaba muy aceptado. "Por mi edad, tenía prejuicios. En mi generación, el que era alcohólico era un debilucho, que no sabía controlar. Esta idea aún persiste", afirma. También desgrana el no tener tiempo para sí mismo, los picos altos de estrés o el ejercer una profesión muy competitiva donde siempre tienes que ser "el mejor".

 

Pero, sobre todo, habla de evasión. "Al principio todo era muy inocente; ese alargar las comidas con la sobremesa... Era una forma de relajación rápida, algo muy social", relata. Después, sigue, empezó a beber en solitario "porque te relaja, porque te encuentras eufórico y te ves más sociable. Poco a poco, sin darme cuenta, me convertí en un adicto".

 

- Problemas familiares.

 

En su caso, siempre mantuvo el tipo en el hospital. Sus compañeros no detectaron nada. Es más, trabajar le contenía. Una trampa, asegura. Porque como conseguía mantenerse sobrio mientras ejercía, pensaba que seguía controlando. Hasta que una noche que acabó demasiado tarde -al día siguiente tuvo que llamar al trabajo para decir que no podía ir- admitió que aquello no iba nada bien. Los problemas con su familia le llevaron a un primer ingreso hospitalario.

 

El médico entró en la clínica de Barcelona que gestiona la Fundación Galatea, a través del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) que nació en 1.998 en la misma ciudad para atender a profesionales con trastorno mental o conductas adictivas. Según datos dados a conocer esta misma semana por la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) , en dos años, 2019/2020, ya en plena crisis del coronavirus, el programa ha atendido 1.201 nuevos casos, casi un 37% más que en los dos años anteriores.

 

Un 60% de los pacientes que han acudido a este recurso del que disponen los colegios de médicos, son mujeres. Los casos de adicción suponen un 13,5%: un 66% por abuso de alcohol y un 34%, por otros tóxicos. Preocupa la incidencia de las patologías mentales también entre los más jóvenes.

 

"Te ingresan una semana o quince días y esto te ayuda mucho. Los primeros días, claro, son los más duros", cuenta el médico cuando echa la vista atrás. Ya fuera, hubo mucha terapia de grupo, visitas al psicólogo, al psiquiatra...Durante años. A esas terapias también van enfermeras, farmacéuticos...¿Ayuda contar tus problemas a quien trabaja en el mismo ámbito?. "Sí, te entienden mucho mejor", responde el facultativo catalán.

 

- Más de diez años sin beber.

 

El médico se mantuvo sobrio durante más de una década. Doce años, precisa. Pero, un día cualquiera, volvió a beber. ¿Por qué fue la recaída?. "Por nada en particular. Es como cuando vuelves a fumar", responde. En esta segunda fase, como él llama a la segunda parte de su vida, no llegó a ingresar. Volvió a terapia y al seguimiento continuo. "No había entendido que la segunda parte de superar la adicción es admitir la libertad que te roba. El estar siempre pendiente de si tomas o no, también causa mucho estrés", admite.

 

Jorge ha conseguido volver a dejarlo. "Debo llevar seis o siete años sin beber. De la fecha me acuerdo, era un 4 de octubre, del año no", prosigue. Sigue con meditación y, cada tres meses, visita al psiquiatra. Se declara feliz con su vida personal y profesional. Pero, apostilla: "Soy alcohólico y eso es una realidad".

 

- "Que vivan, que no trabajen tanto".

 

Durante estos últimos años ha continuado en activo. Ya no le queda tanto para jubilarse. ¿Le afectó la pandemia?. No directamente, explica. Estaba reponiéndose de una operación y no le tocó situarse en primera línea. Pero recuerda la tensión que vivieron otros compañeros: "El estrés del sanitario ha sido muy potente, no sabíamos muy bien por dónde ir. Lo peor era la incertidumbre. Si sube el estrés, es normal que haya aumentado el consumo de sustancias. Mira las enfermeras, a veces les toca doblar turnos. Apenas queda tiempo para uno mismo. Es más cómodo tomarte un par de copas e irte a dormir".

 

¿Qué diría a sus colegas más jóvenes? A esos que, según las estadísticas, son los más tocados por lo vivido durante la crisis sanitaria. "Que vivan, que no trabajen tanto", se ríe (por primera vez en toda la entrevista). "Que se preocupen más por su vida personal que por la laboral. Mejor disfrutar de cada día que estar pendiente de si eres el mejor", aconseja.

 

Pero, insiste, su profesión es muy competitiva: "A lo mejor estás en un quirófano a vida o muerte y luego estás viendo un esguince de tobillo. Estos cambios bruscos te afectan. Por eso es tan importante que la persona se prepare y eso significa tiempo para uno mismo que no solemos tener tal y como está organizado el sistema sanitario, con cargas fuertes de estrés y un importante volumen de pacientes".

 

- Pésimos pacientes.

 

Para poder recuperar su vida profesional, para Jorge fue básica la confidencialidad que encontró en el programa en el que entró a través de su colegio profesional en Barcelona. "Se lleva con mucha discreción y esto en el mundo laboral sanitario es muy importante, porque sino te desprecian de manera fulminante", asevera.

 

Además, admite el cirujano, a los médicos les cuesta pedir ayuda cuando son ellos los que tienen un problema. Son pésimos pacientes. Su teoría es que "como has estudiado las sustancias, sabes como quitar y poner, les pierdes el respeto. Hasta que te toca a ti. Quizás también nos cuesta porque lo nuestro es dar ayuda, no pedirla. Estás en el otro bando casi siempre", finaliza.

 

(Nieves Salinas, El Periódico de España, 02/11/21)