Sexualidad saludable ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 116/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 91.- Sexualidad saludable.

 

"¿Qué ha hecho el acto genital a los hombres, tan natural, tan necesario y tan justo, para que no se atrevan a hablar de él sin vergüenza?" (Michel de Montaigne).

 

"Disfruta sin reparos de una sexualidad saludable, satisfactoria, plena, de mutua complicidad, compartida con amor e impregnada, si es posible, de pasión, imaginación y ternura. Recuerda: "ternura, caricias y besos son el riesgo del amor y aperitivo y postre del sexo"".

 

Los beneficios del sexo, especialmente del sexo con amor, son incalculables (véase mi libro 'Psicología práctica de la vida cotidiana', Temas de Hoy, 2001).

 

Algunos beneficios del sexo son mayor longevidad y más salud física, psíquica y mental. El cuerpo se mantiene más joven y durante más tiempo. Se activa la circulación sanguínea y la capacidad pulmonar. Tonifica los músculos, previene la osteoporosis y alivia los dolores reumáticos, de cabeza y de artritis, ya que el cerebro libera endorfinas durante el coito. Por último, el sexo refuerza el sistema inmunológico y evita problemas de próstata, fortalece la actividad cardíaca, libera tensiones de todo tipo y proporciona mayor unidad, equilibrio y estabilidad en la pareja...

 

Se pregunta Michel de Montaigne por qué no se atreven los hombres a hablar del acto genital sin vergüenza. A mi entender, dicho así: "acto genital", parece que se queda en lo meramente fisiológico, animal y primario, y el sexo en los seres humanso se me antoja que debe ser muchísimo más bello, romántico, apasionado, maravilloso y gratificante que el reduccionismo ramplón de "acto genital".

 

Ese acto de pasión y deseo amoroso que funde a un hombre y a una mujer con el deseo de darse placer, porque el placer del otro es antes y más importante que el propio placer. Si además se prepara con infinita ternura y delicadeza, buscando el momento más propicio, no se escatiman ni las caricias ni los besos y, al final, la explosión de esos dos cuerpos y almas les inunda de felicidad, de energías, de ganas de vivir y de inenarrable gozo... no me queda la menor duda de que a toda esta maravilla no se la puede llamar simplemente "acto genital" o, como ya dice el diccionaro con toda crudeza, "f...r".

 

Un acto tan apasionado, completo, gratificante y que nos proporciona tanta plenitud física y psicológica y tantos beneficios de toda índole como ése, y que coloquialmente denominamos "hacer el amor", bien merece que hablemos de él con el respeto, la delicadeza y la admiración que merece en boca de un ser humano.

 

Por todo lo dicho, el aprendiz de sabio que también lo es del amor aconseja: "Caricias, ternura y besos son el riesgo del amor, y aperitivo y postre del sexo".

 

(Bernabé Tierno)