Tener y dar ('Aprendiz de sabio', Bernabé Tierno, 106/126)


Aprendiz de sabio. La guía insuperable para mejorar tu vida

 

- Tercera parte: Cien "lecciones-reflexiones" de sabiduría esencial que deben ser bien meditadas y llevadas a la práctica en la vida cotidiana.

 

- 81.- Tener y dar.

 

"Nada es, a menos que nuestro pensamiento haga que sea" (William Shakespeare).

 

"Das lo que tienes y tienes lo que cultivas con tesón y entusiasmo cada día y aquello con lo que alimentas tu mente, tus sentimientos, tus sentidos... Por consiguiente, no podrás dar paz ni serenidad ni amor si te alimentas de resquemor, de odio y de hostilidad. Tampoco tendrás ni podrás ofrecer momentos de dicha si te sientes desgraciado, ni confianza y seguridad si te domina el pánico".

 

La sabiduría es terca y vuelve a recordar los mismos principios con diferentes palabras, pero con idéntico contenido, como si hiciese un mayor esfuerzo para que todavía se grabe con más fuerza su esencia y perdure para siempre en el disco duro de nuestro espíritu.

 

Hemos repetido hasta la saciedad que nos convertimos en lo que pensamos. William Shakespeare aventura que "nada es, a menos que nuestro pensamiento haga que sea". El escritor Luis Mateo Díez, en los cursos de El Escorial en 2004, afirma: "Las palabras no son inocentes, son soberanas, nos hacen (nos convierten) sistemáticamente en lo que somos"... consecuentemente con esta realidad, el aprendiz de sabio ejerce de solícito hortelano que cultiva con exquisito esmero y dedicación, en los bancales fértiles de su mente y de su corazón, los más preciados frutos de bondad, felicidad y alegría, con que saciarse a sí mismo y de lo que le sobra, que es mucho, surtirá generosamente la despensa de los más menesterosos de atenciones y de buenas obras.

 

Damos lo que tenemos y estamos abastecidos de aquellas cosas en las que pensamos y que deseamos. Si pretendemos tener algo bueno de nada sirve intentar comprarlo, como hacemos con las cosas materiales. Es necesario cultivarlo cada día con ilusión y esfuerzo.

 

El aprendiz de sabio es consciente de que en la complicada y variada asignatura de la sabidura hay muchos temas que es necesario repasar con frecuencia, estudiarlos y volverlos a estudiar; no sólo para que no se nos olviden, sino para aprender de ellos algo nuevo cada vez que los traigamos a nuestra mente. Tal es el caso del tema que nos ocupa, y puesto que el hombre ha sido creado para pensar, y es precisamente esta capacidad la que le distingue y coloca en un plano superior a los demás seres creados, "toda su dignidad y su mérito está no sólo en su capacidad de pensar, sino en pensar como debe", afirma Pascal.

 

Hoy reflexionamos sobre la forma en que pensamos últimamente, sobre el contenido de nuestros pensamientos, sin olvidarnos de las palabras: "No son inocentes, sino soberanas, pues nos convierten sistemáticamente en lo que somos", afirma Luis Mateo Díez y a mí me viene a la memoria la frase latina "'ex abundantia cordis os loquitur'" (de la abundancia del corazón habla la boca), que viene a decir lo mismo.

 

En definitiva, el aprendiz de sabio también tiene control sobre lo que dice y cómo lo dice, pues no olvida que llegará a ser y a convertirse en lo que diga, piense, sienta y haga (palabras, pensamientos, sentimientos y acciones).

 

(Bernabé Tierno)